Una decisión de efectos insospechados fue la que anunció este miércoles desde la Casa Blanca el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. En el llamado "Día de la Liberación" y bajo el contexto de una emergencia económica nacional, firmó el decreto que impone un arancel mínimo de 10% a todos los productos exportados a la máxima potencia mundial, y que en los países asiáticos supera el 25%, llegando al 49% para Camboya.

En el caso de Chile, la aplicación de un arancel del 10% representa una noticia preocupante, pero dentro del contexto global, con cierta tranquilidad debido a ser el porcentaje de tasa más bajo de las aplicadas a más de 160 países.

En lo específico para la provincia de Osorno, hay dos productos de exportación que podrían resultar afectados con estos aranceles: los arándanos y la carne. El impacto en el agro de la provincia podría desencadenar efectos a nivel local, según lo advirtió a El Austral de Osorno el economista de la Universidad de Los Lagos (ULagos), Claudio Mancilla.

"De concretarse una disminución de las exportaciones, evidentemente habrá efectos en el empleo en la provincia y en la región. Los efectos de cualquier impacto negativo en el empleo y en la producción agropecuaria no sólo quedan en ese sector y sus subsectores; recordemos que hay una serie de encadenamientos productivos en nuestra región, así eventualmente, sectores como el transporte y la industria manufacturera también podrían verse afectados", indicó.

Los expertos advierten que también hay que mirar con cuidado el mercado asiático, especialmente China y Japón, considerando que tienen la mayor parte del poder comprador de los envíos de la zona. "Es aquí donde se debe mirar con detención, a estos dos países, porque Estados Unidos les fija aranceles más altos. Es decir, si los destinos de nuestras exportaciones podrían verse afectadas negativamente a esos otros países", sostuvo el economista de la ULagos.

Es urgente por ahora recoger las recomendaciones de los expertos y gremios, y consolidar la diversificación de mercados. Frente a un mundo tan interconectado y dependiente económicamente entre sí, donde una decisión tomada en Estados Unidos puede tener impacto trascendental en nuestra provincia y región, debemos estar preparados.

Con bastante frecuencia me vuelven los discursos de esos jóvenes que se candidateaban para puestos públicos, con airados mensajes a los electores de la importancia que tenían las convicciones, la consecuencia, la honra, la justicia y por sobre todo la moral. Sí, esa que se necesita para asumir una responsabilidad de representación pública. Hoy muchos de ellos como parlamentarios o siendo parte del Gobierno, ya no son tan estridentes con esos conceptos y la población se fue dando cuenta que muchos de esos valores con que adornaban sus discursos fueron perdiendo preponderancia, para luego pasar simplemente a ser slogan de campaña. Nos dimos cuenta de que se crearon fundaciones para defraudar; se llenaron cargos con amigos de la colectividad sin mínimas competencias; vimos algunas declaraciones en tribunales arregladas para procesar a policías y conocimos sobre la contratación de funcionarios en reparticiones clave, para entorpecer proyectos, o simplemente detener la inversión de instituciones o empresas no afines.

Cuando todo eso ocurría y nada sorprendía a la gran mayoría de la población, ya que cada día conocíamos nuevas torpezas en los ministerios, embajadas y subsecretarías, "la piñata se reventó" dejando el desparramo de lesionados. El Tribunal Constitucional sentenció a la ex senadora Isabel Allende, a dejar el cargo por intentar hacer negocios con el fisco, siendo senadora de la República. Esto se sumó a la renuncia de la sobrina, también de apellido Allende, que, siendo ministra, no estuvo informada que cometía delito al hacer negocios con el fisco.

Entonces vuelvo a preguntarme, ¿dónde quedó el discurso moralista que los precedía?, ¿dónde quedó la imagen de refinada, con un costoso pañuelo de seda al cuello? ¿Será que todo era un castillo de naipes, amparado en un discurso de cartón?. Al parecer hay mucho más de aquello, ya que detrás de la sentencia en contra de la ex senadora Allende, aparecen contribuciones impagas de una gran casa en una parcela y muchos certificados de exonerados políticos falsos.

Hoy los chilenos están cansados de estos funcionarios, que vinieron a servirse de la política. Que legislaron para subir la cantidad de parlamentarios y arreglarse el sueldo a su entero antojo. Hoy lo que la población pide es cortar con los privilegios, con la convicción de que el dinero alcanza cuando se usa bien, o no se lo roban. Que el dinero alcanza para la salud, cuando funcionarios no hacen uso de licencias médicas falsas o cuando no se duplican los puestos en las municipalidades. En definitiva, es tanta la "grasa" que se ha ido acumulando, que la ciudadanía está dispuesta a entregar su voto a quien le ofrezca cortar de raíz este despilfarro. Afortunadamente hay algunas luces de esperanza que mantienen la ilusión en los chilenos de corazón.