Hace unos dos años atrás, de un rato para otro proliferaron en todo el país locales de barbería. Si bien los hombres lo agradecimos porque hasta entonces eran escasas y había que ir al peluquero tradicional, ahora aparecían estos espacios donde podíamos "hacer un cariño" a nuestra apariencia. Hasta entonces se entendía, ya que había espacio para ese mercado, que no requería una gran inversión inicial y era de capacitación sencilla (y surgieron también las escuelas de barberos). Bien hasta ahí, pero luego algunas se prestaron para otras actividades, al punto de llegar a estar en el ojo del Servicio de Impuestos Internos, las municipalidades y otras áreas que no vamos a detallar para no meter a todos en el mismo saco.
Pero este fenómeno, de proliferación rápida de una actividad económica y locales comerciales de un determinado tipo, a partir del segundo semestre del año pasado y con el mismo "fertilizante" y velocidad que las barberías, se replicó en las automotoras y gimnasios fitness.
Ya no era la tradicional calle Mackenna donde se estaban instalando estas nuevas automotoras, desde las grandes marcas como Toyota con un apoteósico local de ventas en calle René Soriano, hasta otras más pequeñas en calles de adoquines y pequeños terrenos. Cabe preguntarse entonces: ¿tantos autos se venden en Osorno?, ¿no que la economía estaba mal?
El caso de los gimnasios no es ajeno a esto. Desde noviembre a la fecha se han abierto 30 gimnasios más en Osorno. Sí, leyó bien, 30 nuevos. Desde pequeños gimnasios para sistemas personalizados, hasta otros que compiten par a par con las grandes cadenas, con inversiones de más de mil millones de pesos y con un TIR (-tasa interna de retorno- o dicho en español, el tiempo en que recuperan la inversión con los ingresos de pago de planes) de casi 50 años... no calza. Si sumamos los existentes, da un total de más de 50 gimnasios en Osorno. Y al igual que la pregunta de los autos, ¿somos tan fitness como para ello?.
Es cierto que los negocios no son blanco o negro, que muchas veces responden a estrategias más complejas como utilización de excedentes de impuestos o de potenciar una marca, etcétera. Pero algunos de ellos ni siquiera cuentan con patente comercial o resolución sanitaria, incluso los más grandes.
¿Será entonces un vuelco hacia las costumbres de consumo, en donde todos andamos en auto y vamos al gym? (y después estaremos como con las barberías, donde todos andamos con el mismo corte -sarcasmo-) ¿o es por estrategias tributarias, al menos los gimnasios están exentos de pago de IVA)?.
Sea cual sea el fenómeno, esto está pasando y es bueno que el mercado sea dinámico, pero también es necesario que exista un mínimo de control, para que todos ellos cuenten con los permisos que corresponde, paguen sus impuestos y se dediquen realmente a lo que el rubro es.