Desde fines del año pasado los expertos habían pronosticado una temporada de incendios con mayor riesgo en la zona centro-sur del país. Una de las primeras medidas que se adoptaron fue aumentar la cantidad de cortafuegos en los puntos críticos identificados en las comunas con más ocurrencia de siniestros en la zonas de interfaz o urbano-forestal. Se trata de atacar los sectores de mayor riesgo de pasto y maleza seca, especialmente al lado de las carreteras y en cercanías de poblaciones, considerando las altas temperaturas reinantes.
Cabe recordar que 99,7% de los incendios forestales son provocados por acción humana, ya sea por descuido o por acción intencional, por lo cual las autoridades han llamado a las personas a denunciar cualquier situación sospechosa al teléfono de emergencia 130 de Conaf.
El ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, ha señalado que, en conjunto, los sectores público y privado invierten unos 300 mil millones de pesos en prevención y combate del fuego durante la temporada. Asimismo, un 8% de los focos se puede atribuir a negligencia en el tendido eléctrico.
La provincia sufrió este fin de semana un incendio forestal que consumió 21 hectáreas, entre rastrojos de cultivos, matorrales y bosque nativo, en el sector de Curaco. Durante esta temporada, la comuna de Osorno había tenido emergencias pequeñas con poco daño en la vegetación. No obstante, el reciente
incendio de Curaco fue el segundo de mayor alcance en la temporada, ya que el de Costa Río Negro, ocurrido hace unos días, afectó 49 hectáreas y sus
causas están bajo investigación.
Dos tercios de los afectados por los incendios son pequeños productores agrícolas y campesinos, en muchos casos personas de escasos recursos a quienes les fue muy difícil o casi imposible reponerse por sí solos de las pérdidas totales que sufrieron. Y también está el daño que provoca el fuego a la flora y fauna nativa, en especial en nuestra provincia, bendecida por paisajes llenos de naturaleza prístina. De ahí entonces la importancia de su prevención.