Cuando no quieras sentir
Gonzalo Valenzuela Administrador público
Todas las personas merecen el derecho a trabajar, a llevar el sustento a sus hogares y familias. Y es que el trabajo dignifica al ser humano, otorga nuevas posibilidades de desarrollo tanto individuales como colectivas, y genera una sinergia que promueve el desarrollo social y económico, contribuyendo en la satisfacción de una parte de la escala de necesidades en las personas.
De la misma forma, la creación de empleo por parte de pequeñas, medianas y grandes empresas es clave para el crecimiento económico; empleadores que crezcan en sus giros y trabajadores con buenas remuneraciones es primordial para avanzar en la prosperidad social.
El rol público también genera múltiples espacios importantes no sólo en la creación de empleo, sino también en la implementación de políticas públicas que permitan dar resolutividad a problemas a corto, mediano y largo plazo en la sociedad.
El trabajo en sí, como producción de bienes y servicios, hace grande al país y quienes contribuyen en esa actividad como su motor principal son en gran parte los trabajadores. El último informe estadístico del INE sobre el trabajo estableció que en los últimos 12 meses la tasa de desocupación en Los Lagos fue de 3,8%, uno de los índices regionales más bajos a nivel país, sin embargo, la tasa de ocupación informal se posicionó en 27,5%. Una parte de ese trabajo hoy se encuentra en la informalidad y debe corregirse por el bien del país, del sustento en los hogares y familias que viven en esa situación.
En la capital de la Región de Los Lagos se dio efecto a la prohibición del comercio informal en un perímetro de exclusión. Se busca ordenar la ciudad, pero no debe descuidarse reorientar la formalidad o brindar asequibilidad a las familias que hoy no tienen una fuente de empleo directa. Allí la Oficina de Intermediación Laboral (OMIL) de la municipalidad debe ser proactiva y otorgar oportunidades no sólo a quienes hoy no pueden trabajar, sino a aquellos puertomontinos que por diversas circunstancias se encuentran desempleados.
A mayor planificación mejor optimización. Que la causa y efecto en torno al trabajo no nuble los caminos para avanzar en mejores condiciones laborales y más y mejor empleo. La causalidad no es sinónimo de planificación, pero tampoco de error.
Quizás puede ser entendido como hechos que ocurren sin intencionalidad probable. Ya en el siglo XVIII el filósofo francés Voltaire explicaba que "lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido".
Así es como la casualidad se escabulle entre los trazados de acción de un plan y la vertiente perfecta de cualquier error.