Arturo Fontaine: "Aquí hay tres visiones del amor"
El escritor y académico publicó una novela que reconstruye la vida de la poeta Teresa Wilms Montt, basada en parte en los relatos que heredó de su propia familia.
Más de 120 años separan el presente del nacimiento de la poeta chilena Teresa Wilms Montt, autora de "En la quietud del mármol", "Anuarí", "Cuentos para hombres que todavía son niños", "Inquietudes sentimentales" y "Lo que no se ha dicho", volúmenes donde entrega luces de su vida amorosa desde el matrimonio a espaldas de sus padres con el también escritor y funcionario bancario Gustavo Balmaceda ("Desde lo alto"), que terminó con ella recluida en un convento tras la infidelidad con un primo del marido, Vicente "Vicho" Balmaceda.
Entre el murmullo de hábitos y las puertas de la Preciosa Sangre, en el centro de Santiago, Wilms esperaba para ver a sus dos hijas, escribía cartas a Vicho, las mismas que antes, cargadas de erotismo, desataron el escándalo, y una amiga, quien hacía de mensajera, le llevó de visita al poeta Vicente Huidobro ("Altazor"), marcando el inicio de un ciclo en Europa, que finalizó con el suicidio de la autora, antes de cumplir 30 años.
Este correr por un túnel es lo que cuenta el escritor y académico Arturo Fontaine ("Oír su voz") en "Y entonces Teresa", novela para la cual "leí todo lo que encontré, pero mi fuente fue mi abuela (Valentina Balmaceda) y un amigo, (Jorge) Cuevas (conocido como el marqués de Cuevas, casado con una nieta de John D. Rockefeller, Margaret Strong, con quien fue mecenas del pintor Salvador Dalí y fundó un ballet), que le contaba muchas cosas de la vida de ella (Wilms) en París, porque él fue un poco protector suyo tanto en Chile como allá. Y después está mi tía Olga (Balmaceda), periodista que ganó el Premio Lenka Franulic, con quien tuve dos conversaciones más tarde en mi vida, muy factuales, a diferencia de mi abuela que era más poética".
Master en Filosofía de la Universidad de Columbia, el escritor recuerda que "cuando se produjo el drama, Teresa tuvo que salir del dormitorio de Gustavo y se fue al de esta niña (Olga). Ella la admiraba enormemente y me contó todo porque fue un poco su confidente en ese momento, (...) pero mi abuela no aparece como personaje". No obstante, "ella me contaba estas historias una y otra vez, de distintas maneras, porque habían sido parte de su juventud, pololeó con Vicho antes que Teresa, entonces estaba en algún lugar de su corazón".
-Vicho parece un personaje de Oscar Wilde ("El retrato de Dorian Gray").
-Creía que eso era parte de la imaginación de mi abuela, pero después leyendo las crónicas de Joaquín Eduardo Bello ("La chica del Crillón"), me di cuenta que el tipo realmente era así.
-¿Por qué escribió una novela y no un libro de no ficción?
-Porque me propuse respetar todos los hechos conocidos de la vida real de los personajes. Por ejemplo, sabía que el primer beso de Vicho y Teresa fue en el Cementerio de Iquique, pero hasta ahí no más sabía, (por lo que) la pregunta para el novelista fue ¿cómo llegan ahí y qué ocurre? ¿Por qué ese beso surge en contacto con la muerte? Esa escena me pareció, además, que tiene mucha carga simbólica, como que anuncia un amor que va a estar muy cerca de la muerte desde el primer minuto.
"Hay una frase del poeta estadounidense Robert Frost ('Fuego y hielo') que dice que 'escribir poemas sin métrica es como jugar tenis sin red': mi red fueron los hechos, o sea, ella estuvo en un convento, yo no podía cambiar eso. Y eso te libera en cierto modo (...frente a decisiones como) ¿dónde se produce el primer beso? (...) Porque cuando estás escribiendo una novela dedicas mucho tiempo a definir los hitos, me pasó en 'La vida doble', una novela que toca el lado de los servicios de inteligencia en la dictadura, donde tuve que decidir cosas como ¿se produce este baleo o no? ¿Dónde lo pongo? Aquí me liberé de todo eso, sabía dónde pasaban las cosas", explica Fontaine.
-También la muerte es algo recurrente en la obra de Wilms.
-Ella hace una conexión entre este amor total que es casi intemporal y la muerte empieza a aparecer, (tópico) que ya en el convento queda bastante claro. Aquí (en "Y entonces Teresa") hay tres visiones del amor: la escéptica, de Joaquín (inspirado en Edwards Bello), quien dice que el amor es pura proyección subjetiva, que no tiene base en la realidad. Está la de Vicho, que es más pragmática, quiere vivir con Teresa, tener hijos, envejecer juntos. Y ella, quien tiene esta visión de un amor que habría que ojalá preservar fuera del tiempo.
-Cuando ya está en París, comenta que leyó a Mistral.
-Lee "Los sonetos de la muerte", publicados en 1914. A Teresa le toca el éxito de Gabriela Mistral, le produjo un impacto enorme, ya que también hay una cierta cercanía entre el amor, el eros y la muerte, lo cual creo que influyó a Teresa, porque era la gran figura poética en ese momento en Chile y es imposible que no la haya leído porque estaba muy al día, era una escritora, no era alguien que estaba desconectada.
-En su libro, además, dedica varias páginas a una cacería con perros, mate, mantas.
-Ese es un pedazo del antiguo campo, porque dentro de este viaje al pasado que se extinguió, hay una parte de la novela que transcurre en la antigua hacienda cordillerana de Vicho, con caballos, la cacería y conversaciones entre ellos, en la noche, una larga conversa entre hombres que tiene que ver con lo que va a pasar, porque ahí se toca el tema del amor todavía en un plano de conversación no más. Ese episodio termina con un relato de Don Cloro, un hombre de campo, capataz, que estuvo en la Guerra del Pacífico. Después nos trasladamos a Iquique, que hace sólo 30 años es chileno, antes era un puerto peruano, entonces todavía está muy cerca (cronológicamente) la Guerra (del Pacífico). Yo quería unir esas dos cosas en la mente del lector, la idea de que hubo una guerra, hubo una generación que luchó, y hubo otra a la cual le tocó el esplendor del salitre. Y en la Guerra del Pacífico, por lo que me enteré, hubo muchos dueños de fundo que fueron a combatir con su gente, he leído que esa fue una de las claves de la ventaja chilena, la cohesión social.
Uno de los comentarios que ha rodeado a "Y entonces Teresa" es el regreso de la generación de la Nueva Narrativa Chilena, es decir, los autores que publicaron en los años 90. Ante esto, Fontaine destaca que en 2024 "salió un libro de Alberto Fuguet ('Ciertos chicos'), otro de Ana María del Río ('Los años urgentes'), se reeditó 'Morir en Berlín', de Carlos Cerda y una selección de cuentos de Óscar Bustamante ('El día en que se inauguró la luz'): es bien curioso que todo esto haya pasado el mismo año, a la que suma esta novela mía. Ahora, yo no creo que haya un revival, fue un movimiento un poco casual, mucho más de lo que se cree".
"me propuse respetar todos los hechos conocidos de la vida real de los personajes", dice.
"Y entonces Teresa"
Arturo Fontaine
Catalonia
376 páginas
$25 mil