Patrón de embarcación queda en prisión preventiva por la muerte de siete personas en naufragio
TRAGEDIA. El imputado, de 35 años, compareció en la audiencia desde la cárcel de Osorno. En el tribunal estaba su padre y dueño de la nave, y dos de las 27 víctimas. Los afectados exigen justicia y critican los argumentos de la defensa del detenido, que buscó desacreditar los planteamientos de la Fiscalía.
Sergio Silva Vásquez sergio.silva@australosorno.cl
Tras una larga audiencia que comenzó al mediodía y que se prolongó hasta pasadas las 16 horas de ayer, el juez Pedro Paredes determinó dejar en prisión preventiva al patrón de la embarcación "Río Cholguaco", de iniciales R.A.P.C., de 35 años, residente en Bahía Mansa, comuna de San Juan de la Costa. La Fiscalía local lo formalizó por los cargos de homicidio simple con dolo eventual y por lesiones menos graves de 26 personas. Esto, luego del hundimiento de la embarcación ocurrido la tarde del domingo 26 de enero, que quedó a 30 metros de profundidad, y donde murieron siete pasajeros.
El imputado escuchó atentamente la formalización y los extensos detalles que en 70 minutos expuso la fiscal jefe de Osorno, María Angélica de Miguel, junto al abogado Carlos Delgado, quienes entregaron antecedentes, tal como la información que dio el verdadero patrón de la lancha, el número de pasajeros y la ruta que realizaría, así como el testimonio de los sobrevivientes y los peritajes de la Policía de Investigaciones (PDI) y del Servicio Médico Legal (SML) a las siete personas fallecidas.
Tragedia
El imputado zarpó en la lancha "Río Cholguaco" el domingo 26 desde la caleta de Bahía Mansa con destino a Caleta Cóndor, junto a una menor de 16 años. El objetivo era buscar a un grupo familiar de 21 personas que había arrendado la embarcación.
Sin embargo, mientras navegaban por el río Cholguaco rumbo al mar, ya de regreso desde Caleta Cóndor, la lancha paró en dos ocasiones antes de entrar al mar para recoger más pasajeros, totalizando 34 personas a bordo, entre ellos 8 menores de edad. No obstante, la nave tenía capacidad para un máximo de 28 personas.
Al salir al océano abierto y cuando estaban a 20 minutos de Bahía Mansa, se enfrentaron a un fuerte temporal de viento y lluvia que complicó la tranquila navegación que llevaban.
Las olas comenzaron a rebotar en la estructura de la nave y comenzó a ingresar agua al interior, lo que fue alertado por los pasajeros al patrón de la embarcación; sin embargo, éste llamó a la calma en varias ocasiones. El pánico se acrecentó con el correr de los minutos y los propios turistas comenzaron a sacar el agua, pero no daban abasto.
El motor dejó de funcionar y ello fue constatado por el propio patrón de la lancha, que dejó al mando a uno de los pasajeros, un funcionario militar que hizo todo lo posible por maniobrar la embarcación.
En el relato de la persecutora queda en manifiesto que los propios pasajeros, en más de una oportunidad, exigieron que llamaran por radio o teléfono a las autoridades para dar cuenta de la emergencia que estaba ocurriendo, pero el patrón de la nave pidió calma y aseguró que todo estaba bien. Aquella petición quedó plasmada en al menos siete declaraciones de los sobrevivientes.
En la audiencia quedó de manifiesto que la embarcación tenía una capacidad para 28 personas con tripulación y que el día de la tragedia iban 34 pasajeros, sumada la carga que llevaban.
"Estamos conformes con la resolución del tribunal, porque es la teoría que planteó la Fiscalía. Aquí hay un dolo eventual, él se imaginó, se presupuestó todo lo que podía ocurrir, era predecible para él, así y todo aceptó el resultado. Aquí no se trata de una persona que navegó y salió del puerto de manera normal, sino que iba con su licencia vencida. La autorización de zarpe era para su padre, no para él, no podía estar al mando de esa nave. Tampoco iba con la tripulación autorizada, no cumplió con las normas establecidas para la capacidad de la embarcación de 28 personas y subió a 34. Ya sabía que habían contratado ese viaje desde antes de salir desde Bahía Mansa, por lo tanto, ya sabía desde ahí las posibilidades de lo que podría ocurrir. Pese a ello, igual fue a Caleta
"Lo primero que hizo fue salir de la nave y no ayudar al resto. Pudo haber sacado las camas flotantes que había en la cabina, que salvaron la vida de muchas personas y además pudo haber ayudado a otros pasajeros para que se salvaran".
María Angélica de Miguel, fiscal jefe de Osorno