Ineficiencia exasperante
¿Cuántas licitaciones de obras más deben ser declaradas desiertas o abandonadas para entenderlo? Un nuevo año comienza, y el segundo paso fronterizo más importante entre Chile y Argentina, por el cual transitaron más de un millón de personas en 2024, sigue lejos de su mejor forma.
Con una infraestructura aduanera que lleva 12 años esperando su reposición total, y una Ruta 215 que apareció hace 26 años como un compromiso presidencial para ser doble vía, pero que hoy luce llena de parches, es momento de preguntarse: ¿cómo es posible que no exista una mirada estratégica para el desarrollo integral de estas iniciativas?
La reposición de la Ruta hasta Entre Lagos demandará más de $40 mil millones, mientras que el tramo entre el límite y la aduana requiere otros $45 mil millones.
El proyecto del Complejo Fronterizo, por su parte, implica $96 mil millones, según las autoridades.
En conjunto, la reposición de la Ruta CH-215 y el Complejo Fronterizo representan una inversión que es cercana a los $200 mil millones.
Sin embargo, se trabajan como iniciativas independientes, sin convenios de programación para coordinar esfuerzos públicos y sin abrir la participación de privados mediante concesiones. ¿Se puede ser más ineficiente? Difícilmente.
Mientras tanto, otras iniciativas importantes, como la ampliación del aeropuerto por $55 mil millones, son declaradas desiertas. Lo mismo ocurre con proyectos como el terminal de buses de Osorno o la reparación de la Ruta U-400, con un avance exasperantemente lento.
En marzo pasado, recordamos que, mientras en Osorno se discute la pertinencia de un peaje en la Ruta 215, el país ha construido más de 3.000 kilómetros de autopistas y gestiona 11 terminales aeroportuarios gracias al modelo de concesiones, según datos de 2016.
También se han levantado embalses, hospitales, centros culturales y penitenciarios. Hasta 2016, las concesiones habían generado obras por $19 mil millones de dólares desde 1993. Pero desde entonces, el aporte ha sido escaso, explicando en parte la paralización de los proyectos y el estancamiento del círculo virtuoso de desarrollo.
Seguir abordando las obras del Complejo Cardenal Samoré y el aeropuerto como iniciativas aisladas, en vez de inversiones interconectadas por más de $250 mil millones coordinadas mediante convenios de programación, es lo que mantiene esta trascendental ruta en su actual estado.
¿Cuántas licitaciones más deben ser declaradas desiertas para entenderlo?