Biden conmuta pena de muerte a 37 de 40 condenados: a quiénes no consideró
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció ayer que conmutará las sentencias de 37 de las 40 personas condenadas a muerte a nivel federal dejando fuera únicamente a tres presos: uno de los responsables del atentado de la maratón de Boston y dos por asesinatos racistas en lugares de culto.
Cuando le queda menos de un mes al frente del país, decidió dar la orden de que se reclasifiquen las penas de esos 37 presos en cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Sus medidas impedirán que el Ejecutivo del republicano Donald Trump, que tomará posesión el próximo 20 de enero, "confirme las sentencias de ejecución que no se dictarían con la política y la práctica actuales".
Biden defendió que Estados Unidos "debe poner fin al uso de la pena de muerte a nivel federal, excepto en casos de terrorismo y asesinatos en masa motivados por el odio". Estas excepciones explican por qué esos tres presos continuarán en el corredor de la muerte.
Uno de los que permanecerá condenado a pena de muerte es Dzhokhar Tsarnaev, uno de los autores del atentado de la maratón de Boston de 2013, que mató a tres personas e hirió a más de 260, entre las cuales 17 sufrieron serias amputaciones.
Junto a su hermano mayor, Tamerlán, desató el terror el 15 de abril de 2013 cuando en la línea de meta de la carrera detonaron dos bombas caseras hechas con ollas a presión con explosivos, clavos y metales.
Tamerlán falleció tres noches después del atentado tras haber sido herido por la policía.
Los otros dos reos que se ha quedado fuera están condenados por asesinatos en lugares de culto, uno en una sinagoga y el otro en una iglesia afroamericana. Uno de ellos es Robert Bowers, acusado de asaltar el 27 de octubre de 2018 la sinagoga Árbol de la Vida en Pittsburgh (Pensilvania). Asesinó a 11 personas y dejó seis heridos en el que se considera el mayor atentado antisemita de la historia de EE.UU.
El otro es Dylann Roof, acusado de matar en junio de 2015 año a nueve feligreses afroamericanos en una iglesia de Charleston (EE.UU.).