La tensa relación entre el Cabildo de Osorno y el gobernador de Valdivia
Las cosas no marcharon bien desde un comienzo entre Alberto alejandro Eagar, nombrado en 1807, y el representante edilicio de la ciudad, Santiago Montalva. El impasse llegó incluso hasta el gobernador de Chile, Antonio García Carrasco.
Ricardo becerra inostroza, sociedad histórica y
patrimonial de osorno.
Corría el 17 de abril de 1807 y en Valdivia fue designado gobernador el teniente gobernador de los Reales Ejércitos, Alberto Alejandro Eagar, cuyo mandato se extendió hasta 1811.
De nacionalidad irlandesa al servicio de la causa española, prontamente su accionar cobró notoriedad en la sociedad de Valdivia, al protagonizar diversos conflictos, en especial con el Cabildo de la ciudad, ya que intervino en las elecciones de los alcaldes de ese cuerpo edilicio. En 1809, y al igual que lo sucedido en Valdivia, el gobernador Alberto Alejandro Eagar se inmiscuyó con el Cabildo de Osorno, obligando a Santiago Montalva, alcalde de la ciudad, "en el término de 24 horas entregar el archivo con todos sus legajos o cancelar una multa de doscientos pesos, que para su época era una fortuna considerable". 1
Santiago Montalva remitió una misiva fechada el 19 de junio de 1809 al gobernador de Chile, Antonio García Carrasco, donde reconocía que los legajos no habían sido entregados oportunamente a la Gobernación de Valdivia, capital de la provincia del mismo nombre de la cual dependía el Departamento de Osorno, responsabilizando de ese retraso al entonces superintendente de Osorno, Juan Mackenna O'Reilly.
A su vez, denunciaba ante la máxima autoridad de la Corona Española en Chile de las "tropelías ejecutadas por orden del gobernador de Valdivia en contra de los vecinos (de Osorno y sus alrededores)". 2 Esa denuncia realizada por Santiago Montalva irritó de sobremanera al gobernador Alberto Alejandro Eagar, quien comenzó a mover sus influencias para destituir al edil osornino.
¿Y quién era este alcalde que desafiaba la autoridad del Gobernador?
En 1803, Santiago Montalva, proveniente de la ciudad de Concepción, se radicó junto a su familia en Osorno, dedicándose a la actividad ganadera, que le generó una apreciable rentabilidad.
Culto y independentista
Sumado a sus afanes económicos, incursionó en el ámbito público, siendo designado como síndico procurador del Cabildo de Osorno y posteriormente fue elegido alcalde. Desde su llegada a Osorno, demostró una clara tendencia por establecer en Chile un gobierno autónomo de España, pensamiento considerado revolucionario para esos años y que rayaba en una actitud abiertamente subversiva en contra de la figura del rey español.
Santiago Montalva, cuando se le presentaba la oportunidad, no tenía pelos en la lengua y con plena convicción y seguridad exponía sus argumentos emancipadores a sus sonrosados interlocutores, quienes por primera vez escuchaban mencionar a un tal Rousseau, Voltaire y Montesquieu.
¿Y dónde había adquirido esos conocimientos?. Estando en su ciudad de origen, Concepción, conoció y entabló una estrecha vinculación con Juan Martínez de Rosas, considerado el padre intelectual en los primeros tiempos del pensamiento independentista en Chile.
Según el sacerdote benedictino, historiador e investigador, Gabriel Guarda Geywitz, aquella amistad le significó: "un cambio repentino ante las nuevas ideas que se propagaban en establecer un gobierno propio, aunque éstas sólo permanecían en proyectos de unos cuantos temerarios". 3
Santiago Montalva, al poseer un buen nivel educacional y cultural para la época, contribuyó positivamente a los quehaceres propios de la alcaldía y cabildo de Osorno.
Además, hizo suyo el descontento generalizado que existía hacia el Gobernador Eagar, por su manifiesto desinterés y apatía en atender los problemas de abandono y postración de la colonia de Osorno. En los comienzos de 1810, el Cabildo de Osorno adjuntó varias cartas reiterando los tratos descomedidos del Gobernador Eagar, abriéndose en Santiago un expediente con el nombre de "Los vecinos de Osorno con el gobernador de Valdivia sobre tropelías". 4
Los acontecimientos políticos que se estaban generando en la capital del reino imposibilitaron al entonces gobernador de Chile, el brigadier Francisco Antonio García Carrasco, en prestar la más mínima atención a esa engorrosa situación que estaba sucediendo en el sur. Es más, en julio de 1810 fue obligado a renunciar como gobernador de Chile.
El 31 de agosto de 1810, el cura párroco Juan Vidaurre escribió lo siguiente: "Mi vida y la del campanero se hallan en un riesgo de perderse; y para evitar la complicidad de ambas desgracias, puede la diligencia y honor de V., dirigirse con el señor gobernador de Valdivia, para hacer bajar una o todas las campanas de las torres, cuyo estado no lo detallo por no ser profesor del arte de ingeniero". 5
La evidente falta de mantención del campanario, como elocuentemente lo señalaba el cura párroco Juan Vidaurre, evidenciaba cómo la gobernación de Valdivia no cumplía con su obligación de entregar el financiamiento para las actividades eclesiásticas, que también se replicaba en diversos gastos presupuestarios en el ámbito político-administrativo de la colonia de Osorno.
Esas mutuas recriminaciones caldearon bastante los ánimos entre los valdivianos y osorninos, situación que se ahondó aún más cuando el gobernador Alberto Alejandro Eagar fue informado por fuentes confiables que tanto el alcalde de Osorno, Santiago Montalva, como el cura párroco Juan Vidaurre, manifestaban públicamente ideas sediciosas a los intereses de la corona Española.
Vuelta de carnero
Toda vinculación comunicacional, incluso protocolares, estaba total y absolutamente cortada entre la gobernación de Valdivia y el Cabildo de Osorno.
De la manera como se habían desencadenado los acontecimientos, nadie se aventuró a predecir en qué momento se lograría superar aquellas profundas diferencias existentes.
Y cuando la posibilidad de acercar esas antagónicas posiciones se veía muy lejana, surgió un hecho que revirtió radicalmente el impasse.
El 27 de septiembre de 1810, el gobernador Alberto Alejandro Eagar envió una conceptuosa misiva al Excelentísimo Señor Presidente y Vocales de la Excelentísima Junta Gubernativa del Reino, con el objetivo que se atienda la ejecución de diversas obras públicas en la villa de Osorno.
Aquel Excelentísimo Señor Presidente y la Excelentísima Junta Gubernativa no era otra que la mismísima Junta Nacional de Gobierno, presidido por Mateo de Toro y Zambrano.
Lo anterior explica el cambio de actitud del gobernador Alberto Alejandro Eagar, que buscaba congraciarse con las nuevas autoridades de tendencia patriota.
Así, de acérrimo defensor de la Corona Española, ahora celebraba alborozado el acontecimiento del 18 de septiembre en Santiago, correspondiéndole jurar el 30 de octubre de 1810 la instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno y, según crónicas valdivianas, se organizaron grandes celebraciones donde el gobernador Alberto Alejandro Eagar fue vitoreado como un verdadero héroe.
Mientras que en Santiago ocurrían estos hechos, los osorninos exclamaban "exijo una explicación", como dice un conocido y popular plumífero ante la olímpica vuelta de carnero de Alberto Alejandro Eagar; aunque en esas cosas de la política nada nos debería sorprender. Suceden en el escenario actual de la política nacional y local.
mapa de osorno de 1859. En aquella época la ciudad era casi la misma de la repoblación iniciada en 1796.