Esa fue la pregunta que le hice a un reconocido economista y panelista permanente de radio hace 7 días. ¿Qué tendía que ocurrir para que Chile vuelva a la senda del crecimiento económico que nos caracterizó por cinco gobiernos de distinto signo político?
Me indicó que es una respuesta compleja y partió diciendo que desde la llegada del Presidente Aylwin hasta el primer mandato de Piñera, el país creció a tasas del 4,6%. Complementó señalando que, desde la revuelta de octubre del 2019, el impacto sobre la economía fue tan profundo, que los nuevos análisis emitidos por economistas de distintas tiendas políticas indican que el crecimiento potencial del país no superará el 1,8%. Ese consenso es una verdadera lápida para los chilenos y es darle la espalda a los emprendedores y empresarios. Eso significa que se postergan miles de sueños, como la casa propia, los cambios de trabajo, las inversiones de capital, el apoyo para que los jóvenes sueñen como independientes y tantos otros que veíamos cercanos hace menos de 5 años.
La realidad nos remece cuando las cifras muestran que el país está creciendo a un cuarto del potencial de esos 24 años y que para retomar el crecimiento y la calidad de vida que perdimos, no bastarán 4 años de un gobierno de otro signo político al actual. Lo más probable es que en ese período sólo se puedan sentar las bases para mostrar señales a los inversionistas y generar las confianzas para volver la vista a Chile. Son años los que se requieren para percibir a nuestro Chile como serio y acogedor de inversiones. No obstante, y a título personal, creo que parte de esas bases imaginadas por el economista, pudieran considerar el hacer respetar a las instituciones y Estado de Derecho, y demostrar un ataque frontal a la delincuencia y al narcotráfico; y aunque muchas de estas medidas sean impopulares a simple vista, son el piso para reconstruir las confianzas.
Haciendo ciencia ficción, y si los próximos 4 años le tocara gobernar a la hoy oposición, sólo el 2030 podríamos ver mejoras sustanciales en la economía nacional; y si la población lo lograra entender, es posible le otorguen otro período a la centro-derecha para reencontrar crecimiento extraviado.
Es tremendamente complejo el escenario económico que hoy vivimos y, como ya es consenso en muchos sectores, el daño que se le hizo al país fue muy grande, cuando determinaron guardar en el último cajón de las prioridades el crecimiento. Esa errada visión, guiada por un dogma, fue sencillamente olvidarse de la gente. Hoy ya nadie pone en duda que el crecimiento del país se logra con inversión, que la inversión crea empleos y que los empleos son los que traen dignidad y movilidad social a la población.