Cuando un español y su perro salvaron a San Mateo de Osorno
El encomendero Jerónimo Núñez, instalado en Pilmaiquén, enfrentó en 1558 una rebelión indígena. Salió airoso de la reyerta dotado sólo con su caballo, una espada, su fiel can y su gran valentía. Infundió tanto temor en los huilliches, que al final desistieron atacar la recién creada ciudad por miedo a que se encontrara en ella el valeroso hispano.
RICARDO BECERRA INOSTROZA, SOCIEDAD HISTÓRICA Y
PATRIMONIAL DE OSORNO.
En 1558 -ya establecida la ciudad de San Mateo de Osorno, fundada en marzo de ese año por el gobernador español García Hurtado de Mendoza- los encomenderos españoles de Pilmaiquén, de la lengua nativa "golondrinas", y sectores adyacentes, sufrieron la destrucción de sus propiedades y siembras, así como la sustracción del ganado. Ello, a raíz de un alzamiento de los huilliches que se habían levantado en armas por los vejámenes que eran víctimas por parte de los europeos.
Uno de los españoles afectados fue Jerónimo Núñez, quien había integrado las expediciones de Pedro de Valdivia y Francisco de Villagra, y por motivos de seguridad envió a su familia a San Mateo de Osorno. A pesar de la oposición de su esposa, él decidió junto a su fiel perro quedarse al cuidado de su nueva propiedad en las márgenes de Osorno.
Los indígenas, en un número aproximado de 4.000, al enterarse de los planes del encomendero, decidieron darle muerte, para posteriormente dirigirse a destruir la ciudad de San Mateo de Osorno.
Jerónimo Núñez, al informarse a través de sus indígenas de servicio del inminente ataque, inició de inmediato la defensa: "…con cierta inquietud, pues se encontraba completamente solo sin ningún otro español", teniendo su caballo listo a las puertas de su casa para afrontar la emergencia. En las noches dejaba a su perro en el techo de la casa para que le sirviese de vela y diese la alarma con sus fuertes ladridos en caso de un asalto por sorpresa, no descuidando por precaución en momento alguno su espada, lanza y rodela".1
Un día su perro de raza lebrel, que se caracteriza por su agilidad, velocidad y una agudizada vista y olfato, comenzó a ladrar insistentemente, era la señal de advertencia que los indígenas se acercaban para un nuevo ataque: "Montando en su caballo y seguro en los movimientos, Núñez usó su espada y rodela contra los agresores, quienes sorprendidos de tan extraordinario coraje, se retiraron formando un círculo alrededor de él, pero logró al fin desbaratarlos, persiguiéndolos con su perro hasta los montes inmediatos. Gran parte de ese día anduvo Núñez peleando con los indios, hasta que "sacando algunas heridas en su persona y caballo", regresó a Osorno acompañado en el trayecto de sus indios yanaconas (o indios de servicio)". 2
Incrédulos de su hazaña
Jerónimo Núñez, y teniendo de testigos a sus sirvientes, entregó los pormenores de esas escaramuzas donde solo, con su caballo y el coraje de su perro, había logrado enfrentarse exitosamente a los indígenas.
Sin embargo, quienes le escucharon, colocaron rostros de incredulidad ante la supuesta hazaña del encomendero hispano.
No obstante, los vecinos de San Mateo de Osorno fueron alertados por el teniente gobernador Alonso Ortiz de la cercana presencia de una cantidad indeterminada de indígenas, confirmando la veracidad de lo narrado por Jerónimo Núñez.
"En efecto, habiendo salido a excursión en los alrededores de Osorno, el teniente de gobernador Alonso Ortiz, con algunos vecinos, un indígena dio aviso al cabildo que no saliese de la ciudad por motivo alguno el dicho Jerónimo Núñez, pues estaba acordado que si lo hacía la destruirían sin consideración alguna. Llamado Ortiz, y habiéndome tomado prisionero doce indios rebeldes, entre ellos un cacique, puestos en interrogatorio, manifestaron éstos con entera franqueza 'que si no fueron sobre la dicha ciudad de Osorno a quemar y matar a los españoles y mujeres' fue porque estaba en ella el tal Núñez, de quien ya tenían 'mucho miedo'".3
Por ese mucho miedo, San Mateo de Osorno se había salvado de un inminente ataque huilliche, quedando también confirmado de manera contundente la hazaña de Jerónimo Núñez y su fiel perro lebrel.
Ese hecho fue ampliamente divulgado por las autoridades de San Mateo de Osorno, con el objetivo en infundir valor, ánimo y coraje entre sus habitantes, ante las alarmantes noticias de un masivo ataque indígena, que buscaba arrasar con toda evidencia española en el valle de Chawrakawin y alrededores.
En honor a las damas
Mucho se habla por estos días del río Damas, tanto de su belleza al pasar por la ciudad, como de sus constantes y lamentables episodios de contaminación, pero poco sabemos del origen de su singular nombre.
A la llegada de los españoles en el siglo XVI, en lo que se denominó el Reino de Chile, uno de los requisitos esenciales para fundar ciudades, villas y fuertes, era la existencia de algún cauce o curso de agua que permitiese la utilización de ese vital líquido en el abastecimiento de la población, vía fluvial para el traslado de personas o mercadería y defensa natural de incursiones enemigas.
Es así como la fundación de la ciudad de San Mateo de Osorno no fue la excepción, siendo emplazada en el fértil llano de Chawrakawin, bañado por los ríos Las Canoas y Cudilelfu (hoy Damas).
Con la aparición de los españoles, el cauce cambió de nombre: Pedro de Valdivia lo denominó De Las Damas; y García Hurtado de Mendoza le llamó Júcar, siendo posteriormente conocido como río De las Damas.
¿Por qué ese nombre?. Existen dos versiones que lo explican. La primera dice relación con el conquistador Pedro de Valdivia, quien en 1552 observó en el sector de las lomas de Pilauco a jóvenes o doncellas indígenas bañándose en el río Cudilelfu, denominando a ese cauce el De Las Damas.
La segunda versión data de 1571, porque en las orillas del río -hoy la calle Baquedano-, se ubicó el convento de Las Isabelas, cuyas fundadoras habían sido respetadas damas de la sociedad de aquellos años.
El río De Las Damas es testigo y protagonista importante de la historia de San Mateo de Osorno y desde su refundación en 1796 es denominado como río Damas.
mapa de la segunda mitad del siglo xviii DONDE FIGURA OSORNO. la ciudad fue fundada en 1558 y abandonada en 1604.
hay dos versiones para el origen del nombre del río damas.
1. Diario La Prensa. Crónica con motivo del aniversario de Osorno. Década del '50.
2. Ob. Cit.
3. Diario La Prensa. Crónica con motivo del aniversario de Osorno. Década del '50.