En los tiempos de lo "políticamente correcto", de los cálculos electorales, comunicacionales y sociales, el ser honesto, directo, transparente e ir con la verdad por delante, parece ser de necios.
En los tiempos en que el parecer es más importante que el ser, donde nos imponen un estándar de belleza, de poder adquisitivo, de marcas, estatus social (aspiracional) y de exitismo que nos estresa alcanzar, parece ser que no hay otra opción que sumarse a la "moda" o quedar fuera como un paria.
Estos son los tiempos en que una niña le pide a su pretendiente que la deje a cuadras de su casa porque le da vergüenza mostrar la humildad de sus padres, en los que se endeudan en un Iphone 16 o ropas de marca para sentirse parte de esta "realidad" impuesta por las apariencias. Es en estos tiempos en que hasta negar a la familia parece ser válido con tal de mantener una imagen auto construida que encaje en las pretensiones de ambición social, económica y hasta política.
Son en estos tiempos en que parece de "necio" el que un presidente conteste todas las preguntas de la prensa frente a un caso delicado y grave que en otros tiempos (y ya lo vimos y seguimos viendo en el Caso Audios) era mejor no responder, ocultar, desviar y ser "políticamente correcto".
¿Pero quién está en lo correcto?, ¿el que mantiene una línea siempre y es consecuente? ¿O el que se adapta y juega bien el juego?. Todo indica que lo segundo.
Vemos cómo aquellos son los que se hacen del poder, de las influencias y de los recursos económicos, sea del sector que sea, pues aquí no es tema de política partidista, si no de una forma de ser, de ética (o falta de ella), del discurso "total otros lo hacen" o aún peor, "total todos roban".
Resulta cada vez más difícil encontrar personas (o personajes) que corran el riesgo de ir con la verdad por delante, porque sí, es un riesgo aquello. Es casi seguro que te quedas sin trabajo, sin clientes, sin partidarios, sin apoyo y hasta sin familia.
¿Quién no ha escuchado el dicho "mejor hacerse el tonto", refiriéndose a hacer oídos sordos y taparse los ojos ante la injusticia?. Reclamar es de subversivos, de comunistas y personas conflictivas.
Es en ese silencio que siguen muriendo niños en Gaza, porque no hay que enemistarse con el gran poder mundial dueño de los petro dólares. Es en ese silencio que la inequidad y el abuso del patrón se ha hecho costumbre en nuestro país. Pero no todo es silencio, aún quedan personas que desde el susurro de la injusticia y del dolor ajeno cantan a gritos como lo hace Silvio Rodríguez en su tema que se titula como esta nota: "Será que la necedad parió conmigo, la necedad de lo que hoy resulta necio, la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio".