Cuando las Fiestas Patrias están a la vuelta de la esquina y la venta de carnes y sus derivados ha aumentado en el comercio local, es necesario tener algunas consideraciones básicas a la hora de adquirir estos productos, a fin de evitar intoxicaciones o problemas gastrointestinales al consumir alimentos en mal estado. Y si bien la carne que se produce en Osorno es de alta calidad y una de las mejores a nivel mundial, principalmente por los altos estándares sanitarios en los predios y porque el rebaño es alimentado en base a praderas, ello no justifica dejar de poner atención al momento de adquirirla en el comercio y prepararla de manera adecuada, a fin de que la experiencia sea grata y no una pesadilla.

Lo primero a tener en cuenta es que se debe consumir estos productos cocidos, ya que hay infecciones parasitarias y bacterianas que pueden afectar al ser humano por consumir carne de cerdo, vacuno o sus derivados como longanizas ahumadas, salame, entre otros, que estén crudos o mal cocidos, como la triquinosis, que se produce por el consumo de carne de cerdo contaminada con quistes del parásito Trichinella spiralis.

Otra infección que detalla la directora de Tecnología Médica de UNAB Concepción, Alejandra Soto, es la cisticercosis, provocada por la Taenia solium, que se produce por ingerir los huevos de este parásito que pueden estar presentes en la carne de cerdo contaminada y que en el ser humano se puede desarrollar hasta su estado adulto, alojándose en el intestino delgado y pudiendo llegar a medir entre 3 a 5 metros.

De ahí que sea importante llamar a los consumidores a adquirir siempre carne y sus derivados en establecimientos de confianza, de fuente segura, además de refrigerar la carne si no se va a consumir de inmediato, así como separar la carne de otros alimentos para evitar contaminación cruzada.

Dale circo al pueblo y se olvidará de que en este país tenemos a los parlamentarios más caros del mundo; diles que podrán elegir a sus representantes y se olvidarán de las fundaciones truchas y de las promesas de campaña. Así, con cada proceso eleccionario, logran mantener saludables a un montón de operadores, lobistas, actores y comunicadores, y una comparsa de personajes recogiendo sobras del banquete de los políticos.

Con todo ese desgaste, los que asumen no alcanzan a calentar el asiento y ya están en campaña otra vez, con el compromiso de devolver la mano a las cúpulas. Cada dos años en votaciones, el verdadero sentido de los representantes se diluye como la sal en el agua y nos olvidamos del crecimiento, de la inversión, de la austeridad y de los recortes que juramos aplicar.

Nos llenamos de seudos representantes, que al final sólo se representan ellos mismos y los vemos embetunados en el cuoteo y la repartija de los cientos de cargos que quedan disponibles cada vez que cambia de mano la administración de nuestro manoseado Chile. Es lamentable, pero ya nos hemos dado cuenta que, para muchos, la democracia es un verdadero botín y los más afortunados son los que aprenden a manejar el "show de las elecciones".

Pero hagamos algo de memoria, ya nadie duda que desde los '80, luego de abrazar el modelo económico liberal, se tuvo los mejores momentos para los chilenos. Rozando el pleno empleo, crecimiento constante, nuevos emprendedores y un universo de oportunidades que se abrían con cada Tratado de Libre Comercio. Nuestros vecinos nos señalaban como el único país distinto de América Latina, éramos el "Jaguar de Latam". Hoy parece lejano e increíble que por nuestras mentes haya existido ese verdadero sentimiento. Vimos cómo se transformaron las grandes ciudades, alcanzaba el dinero para construir estadios y el parque automotriz crecía al ritmo que los chilenos lograban la casa propia. Se multiplicaron los viajes al exterior : mientras unos iban al Caribe y otros a concretar nuevos negocios. Así también los políticos de entonces estaban enfocados en desafíos reales y por aquella estructura política, no generaban agendas propias. Hoy, con caudillos y reyezuelos por doquier, el país enturbió su camino y Dios sabrá si lo encontramos nuevamente.

¡Qué tiempos aquellos en que la política no estaba tironeada por personajes de caricatura y el foco estaba puesto en lo importante!. Entre el lenguaje inclusivo, la valorización de los animales sintientes, la degradación de los valores sociales y la destrucción de las instituciones que nos hizo marcar la diferencia, se ve complicado el futuro de Chile. Me pregunto ¿qué tendrá que ocurrir para que el país vuelva a la senda del progreso?, ¿acaso con nuestro voto podemos hacer algo al respecto?.