Celebrar con responsabilidad…
Carlos Godoy Labraña,obispo de Osorno
Acontece otro mes de septiembre, en el que los chilenos festejamos un año más de la conformación de la Primera Junta Nacional de Gobierno y el día de las Glorias del Ejército. Son días familiares, donde la comida y la bebida expresan la alegría del encuentro. En todo caso, no nos faltan motivos para celebrar y es que lo llevamos en nuestro ADN criollo. Fiesta y comida nos expresan como un pueblo alegre y resiliente. Incluso, en los momentos más difíciles buscamos satisfacer nuestra necesidad de contención en la amistad y el cariño.
Con todo, es uno de los meses en el que ocurren más accidentes. El año pasado para estas fechas se registraron 829 accidentes de tránsito y 25 fallecidos. Del total de detenidos para el 18 del año pasado, 124 fueron por conducir en estado de ebriedad. Podemos hacer mucho para prevenir accidentes y muertes para estas próximas Fiestas Patrias. Sería interesante de que cada uno de nosotros se hiciera el propósito de no conducir si vamos a beber alcohol. Junto con ello, podríamos convertirnos en agentes de cuidado si es que vemos que algunos de nuestros parientes o amigos manejarán bebidos. Ciertamente, si todos fuéramos más diligentes en actuar con responsabilidad, otra "cueca" bailaríamos.
Asimismo, podríamos ir educando a nuestros hijos en el propósito de que aprendan a discernir qué es lo que más les conviene y ayuda. Nunca será suficiente la advertencia que podamos hacerle a nuestros seres queridos de cuidarse y cuidar a los demás.
He sido testigo del trauma que se origina en las personas que han ocasionado irresponsablemente accidentes con efectos fatales. Junto con ello, me ha tocado acompañar a familias que han sufrido las consecuencias de la imprudencia de personas que sin mayor consideración, se expresaban con frases como: "total, cura'o manejo mejor", "me voy despacito y con cuidado", "qué me va a hacer un par de copas", etcétera.
Gozamos también de la gran oportunidad de reencontrarnos, de fortalecer nuestros vínculos, de preocuparnos y ocuparnos por el que está solo o que no tiene los recursos suficientes para celebrar. Este mes puede representar una muy buena oportunidad de compartir con los más necesitados. También es parte del "celebrar a Chile", soñarlo como un país más justo y fraterno. Un país donde todos podamos sentirnos corresponsables de su desarrollo. Un país sinfónico, donde todos logremos interpretar una misma melodía que reúna distintos instrumentos al servicio del bien común. Un país donde todos nos respetemos sintiéndonos protagonistas, sin la necesidad de recurrir a la descalificación y a la mentira. Puede ser un buen momento para orar por Chile y pedirle a Dios que nos regale serenidad, sabiduría, discernimiento y fuerza.