Redacción

La Ministra del Trabajo, Jeanette Jara, entregó ayer en el Centro Cultural de La Moneda, los detalles que contiene el proyecto de ley que pretende consagrar la igualdad salarial en Chile entre hombres y mujeres.

Una iniciativa que según explicó Jara "apunta a que las grandes empresas deban hacer públicas sus brechas salariales entre hombres y mujeres y, que además, presenten un plan que busque cerrarlas".

En la exposición en la que estuvo presente la ex presidenta Michelle Bachelet,la ministra dijo que la "discriminación en el salario entre hombres y mujeres alcanza un 25,5%".

Si bien Jara sostuvo que durante el Gobierno del presidente Boric se ha tratado de introducir una serie de cambios a iniciativas de igualdad laboral, "ha sido muy difícil, porque en el país las mujeres son discriminadas sólo por el hecho de ser tales".

En rigor, el proyecto amplía el número de entidades ante las cuales las mujeres pueden presentar denuncias por discriminación salarial, ya que actualmente sólo se puede hacer ante el empleador y la idea es que también se pueda hacer ante la Dirección del Trabajo o directamente en Tribunales Laborales.

"deberán publicar"

Junto a eso, Jara informó que "las empresas deberán publicar cuánto más les pagan a los hombres en comparación a las mujeres sin razón que se justifique, teniendo que presentar un plan que termine con estas diferencias".

La ministra dijo que en países como Francia y Alemania esto ya ocurre y que en nuestro país se va a aplicar obligatoriamente a empresas de 200 o más trabajadores.

"Espereamos que el proyecto tenga una rápida tramitación en el Congreso Nacional", proyectó la secretaria de Estado.

Por su parte, la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, comentó que esta demanda viene desde hace mucho tiempo. "La demanda del movimiento de Mujeres por la Equidad Salarial viene de 1906 en Chile. Si bien hemos dado pasos significativos, todavía tenemos un 25% de brecha y esto atenta contra el desarrollo y productividad del país".

Pesa a que la Fiscalía de Alta Complejidad de O'Higgins había pedido una pena total de 12 años, ayer el Tribunal Oral en lo Penal (TOP) de San Fernando decidió sentenciar a seis años de cárcel a Eduardo Macaya Zentilli, al ser declarado culpable por dos delitos de abuso sexual contra menores.

De todas formas, el mismo tribunal lo había absuelto de otras dos acusaciones por delitos similares.

El veredicto contra el padre del senador y presidente de la UDI, Javier Macaya, fue leído por la jueza Marisol López en el que se especificó que en uno de los casos se condenó a Macaya "por su responsabilidad en calidad de autor ejecutor de dos delitos consumados de abuso sexual a una persona menor de 14 años, cometido, el primero de ellos entre abril y mayo del año 2022".

El imputado, de 72 años, se conectó a la audiencia de manera virtual, ya que sólo se encontraba con arresto domiciliario, figura que cambió tras la sentencia.

El fiscal de O'Higgins, Carlos Fuentes, informó que "se logró que se decrete la prisión preventiva, por lo que también fue decretada una orden de detención para asegurar su ejecución". Ese arresto domiciliario había sido otorgado por la Corte de Apelaciones, que había fijado una caución económica de 150 millones de pesos.

Yo estaba en quinto año de la universidad y de pronto me encontré con él. En realidad, no era él directamente, que ya estaba muerto, sino un libro suyo. Tenía la tapa blanca y un título muy raro: Cartas del diablo a su sobrino. Yo no sabía que el diablo pudiera tener sobrinos y menos que escribiera cartas. Intrigado, me puse a leerlo. No pude parar. Me reía y pensaba.

En él, Escrutopo, un demonio viejo, le enseña a Orugario, un diablo joven, cómo tentar a un hombre. Nadie muy especial: un inglés cualquiera, que vivía durante la Segunda Guerra Mundial.

No te imagines que el diablo viejo trataba de que su discípulo llevara a ese pobre individuo a transformarse en una especie de "Jack el Destripador", alguien terriblemente malvado que hace cosas que nos horrorizan. No: su estrategia era gradual. Lo importante era sembrar en la víctima la duda, el abandono; conseguir que no pensara en las cosas realmente importantes, no porque las negara directamente, sino porque las dejaba para después.

Es decir, el viejo Escrutopo le enseñaba a su joven discípulo a tratar con gente normal, como tú y yo, para conseguir que, a fuerza de realizar cosas que no parecen tan graves, terminara por arruinar su vida, aquí en la tierra y luego en la eternidad.

Por supuesto que una asignatura importante consistía en conseguir que la persona no piense en el infierno. Esto parece muy actual, porque ese es un tema sobre el que hoy no se puede hablar, como no sea en el contexto de un chiste.

Han pasado 42 años y no he vuelto a leerlo, pero es un libro que me influyó: me puso muchas cosas en orden precisamente porque mostraba cómo ve la realidad alguien que sólo busca el desorden, hacernos el mal. Es el mundo al revés, patas arriba.

El tema del mundo distorsionado aparece también en La silla de plata. Allí, una bruja que vive en las profundidades de la tierra trata de convencer a unos niños de que ese sol que siempre han visto, o la divinidad en la que creen, no son más que sueños, ilusiones, creaciones de su propia imaginación. Este y los otros volúmenes de Las crónicas de Narnia son una sutil discusión con esa parte de la filosofía moderna que se encandiló con el materialismo y el relativismo; pero está en unos cuentos para niños. Estas historias las he leído cinco o seis veces, y confieso que cada vez me entretienen más.

Una de las cosas que me gusta de mi amigo es que dedicaba mucho tiempo a contestar las cartas que le escribían niños de todo el mundo. Se los tomaba en serio, los hacía pensar. Era un tiempo en que la gente se comunicaba por cartas, como lo hago contigo ahora.

Sus libros influyeron en su vida de una manera inesperada. Empezó a escribirse con una lectora norteamericana, Joy Gresham. No te voy a contar la historia. Si te dejo intrigado, quizá consiga que veas Tierra de sombras (1993), una película de Richard Attenborough. En esta historia de amor y de pena mi amigo es interpretado por Anthony Hopkins.

Perdona, algo sí te contaré. Joy, el amor de su vida, se muere. Y él se enfrenta con el problema del dolor. Ya se había ocupado de él en 1946, en el libro del mismo nombre. Mi amigo se había aproximado desde un punto de vista intelectual a ciertas preguntas que todos nos hacemos: ¿por qué, si existe un Dios, hay tanto mal en el mundo? ¿Cómo explicar el sufrimiento de los inocentes?

Sin embargo, ahora las cosas eran distintas. Ella, la inolvidable, la única, había muerto, y el dolor había entrado en su vida de una manera muy distinta, palpable, existencial. Así, en 1961, publica Una pena observada, donde trata del dolor en primera persona, de ese dolor que nadie puede experimentar por nosotros. Quizá algún día lo leas, cuando sientas que ya no te quedan lágrimas por derramar.

Es raro tener un amigo que está muerto y que sólo puedes conocer por sus libros. Pero él escribe como si me estuviera viendo; como si entendiera perfectamente el mundo que hoy nos rodea y se deleitara cuestionando esos dogmas que nos repiten por todas partes las modas dominantes. Es un amigo bienhumorado, que te hace reír y te hace mejor. Si todavía no sabes cómo se llama, te lo diré. es raro, porque solo utilizaba las iniciales de su nombre de pila. Mi amigo se llama C. S. Lewis, aunque para sus amigos era simplemente Jack.