La ministra de la Mujer y Equidad de Género se refirió al anuncio del Presidente en su última cuenta, de presentar un proyecto de aborto libre. La ministra añadió que sentía que opinar sobre el proyecto de marras "es una discusión centrada en la chimuchina para saber quién supo primero". Justificó que ese proyecto "forma parte del programa de gobierno, es algo en lo que se ha estado trabajando intersectorialmente en cuanto a derechos sexuales y reproductivos en varios ámbitos". Posiblemente todo eso sea cierto; pero hay una cuestión de fondo y evidente: la licitud de asesinar a una persona en el vientre de su madre.

Se trata de la iniciativa de un gobierno que se declaró, feminista, ecologista y, por cierto, progresista; manera esta última, para no decir izquierdista o socialista en todas sus variedades. Pero este progresismo reaccionario no tenía ningún proyecto de nueva sociedad, ninguna utopía o sueño de nueva convivencia entre los seres humanos, cuestiones tan propias de la izquierda. No, en vez de irse a la montaña, construir un foco o armar un gran levantamiento de masas, a riesgo de perder la vida; su sueño es hacer una mejor sociedad instalando clínicas abortivas.

Entonces, no se es revolucionario favoreciendo a la industria del aborto, con el riesgo de perversas ingenierías sociales que lo usen con fines racistas -como ese alcalde de Nueva York que se ufanaba de que dar facilidades para el aborto de mujeres de color había bajado la criminalidad en la ciudad- capitalista y misógina que dio base a la industria del aborto y que supo vender muy bien a un feminismo mal arraigado y estructurado en la idea del aborto como derecho.

El aborto es el resultado de una relación entre una mujer y un hombre que no tienen ideales y proyecto común, también a que no tiene siempre los medios ni deseos de formar un hogar; pero el feto no es responsable de nada, absolutamente de nada.

Por eso, en una época en que abundan los anticonceptivos de todas clases, en que los fallos son mínimos, en que la mayoría de los adultos y adolescentes saben cómo se engendran los hijos, evitar el parto liquidando al niño parece absolutamente reprobable, porque es un homicidio.

A eso se debe que los defensores de este crimen dan argumentos entre absurdos y falaces. Decir que las niñas ricas van a abortar al extranjero es como decir que las personas con mejores niveles de educación no saben cómo se controla la fertilidad, además que se insinúa que se deben imitar los delitos cometidos por el estrato alto; entonces absolvamos a todo pobre que comete los mismos delitos que los ricos. Linda manera de nivelar en base a la envidia.

Hablar livianamente de la muerte de un inocente no libera de nada, tan sólo refleja las ideas y la moral de tales sujetos que son cualquier cosa, menos progresistas, modernos, liberadores o revolucionarios, son sólo enemigos del sueño de que la tierra sea el paraíso de toda la humanidad.

Diez meses estuvo sin una cara visible la dirección regional del Servicio Nacional de Turismo (Sernatur). Diez meses en que mientras otras regiones avanzaban en sus planes de promoción para atraer visitantes, en Los Lagos se durmió el sueño de los justos, a la espera de un nombramiento que tardó más de lo debido, sin olvidar, además, que el anterior director regional se mantuvo pocos meses en el cargo por problemas administrativos.

Cuesta entender que el Gobierno haya dilatado por tanto tiempo esta designación, considerando la riqueza turística de Los Lagos y los variados encadenamientos productivos que se han generado en torno a esta actividad en las provincias de Osorno, Llanquihue, Chiloé y Palena, aún más en los años posteriores a la pandemia, que era una época propicia para hacer las cosas bien y tratar de que los indicadores volvieran a la normalidad. Esos números no han sido muy auspiciosos para esta región, como lo advirtiera el gremio turístico de Puyehue, que reportó bajas de ocupación hotelera durante este verano.

La nueva directora regional de Sernatur, Claudia Renedo, tiene ahora en sus manos el inmenso desafío de enmendar el tiempo perdido para que la actividad turística tenga el sitial que se merece entre los sectores productivos de la región. Por más que haya habido jefaturas subrogantes en el período previo, nada se podrá comparar con un liderazgo formal y provisto de autoridad, el cual permite articular esfuerzos, presentar proyectos y conseguir financiamiento, todo crucial para una región que cuenta con una múltiple oferta turística que requiere ser visibilizada en los mercados nacionales e internacionales.

Los viajes que permite el Paso Samoré, en Osorno, la llegada de los cruceros, la riqueza del turismo cultural en Chiloé y de naturaleza salvaje en la Carretera Austral constituyen un capital de la región. Pero para explotarlo, se necesita de estrategia y recursos, algo para lo cual estará convocada la nueva directora regional del Sernatur. Es la hora de recuperar esos diez meses perdidos y elevar el sitial del turismo al que se merece una región con características únicas.