A los 83 años fallece en Osorno el recordado padre Bernardo Werth
IGLESIA. El religioso alemán llegó a Chile en 1963 y en 1970 fue ordenado sacerdote por monseñor Francisco Valdés. Desde ese entonces trabajó en la provincia. El ex párroco de la San Mateo se destacó por su entrega y espíritu conciliador. Sus restos están siendo velados en la catedral de Osorno.
Paola Rojas Mendoza paola.rojas@australosorno.cl
Este domingo, a los 83 años de edad, falleció el sacerdote Bernhard Werth, quien por 49 años ejerció el sacerdocio en la zona, donde era conocido cariñosamente como el padre Bernardo, pasando por varias parroquias de la provincia, con una incansable labor formativa, pero también de acompañamiento a quienes padecían sufrimiento.
El religioso falleció en el Hospital Base de la ciudad producto de una descompensación, y que su salud se había deteriorado bastante, luego de un accidente cerebrovascular que sufrió años atrás, pero que no fue obstáculo para continuar con su labor y compromiso con la fe.
Sus restos están siendo velados en la catedral San mateo de la ciudad y mañana martes se realizarán sus funerales en el cementerio Valle del Cedrón.
Fe de posguerra
El padre Bernardo fue ordenado como sacerdote en 1970 por el entonces primer obispo de la Diócesis de Osorno, monseñor Francisco Valdés Subercaseaux, permaneciendo desde esa fecha hasta ahora en la zona, Comenzó como párroco en en la parroquia del Buen Pastor de Ovejería, en 1971; en 1982 se trasladó a Puerto Octay, donde trabajó en esa comuna por 16 años y luego estuvo seis años a en la Aldea Juvenil y en el Hogar de Ancianos Santa María en Osorno.
Finalmente llegó a desempeñarse como párroco de la Catedral San Mateo de Osorno, donde estuvo por 14 años, hasta que se retiró en 2019 por razones de salud.
Bernhard Werth nació en Münster, Alemania, en 1941. Según relató hace algunos años en una entrevista que concedió a El Austral, sus primeros acercamientos a la Iglesia Católica se dieron luego de la Segunda Guerra Mundial, en su país natal, cuando sus padres, Bernhard y Eduviges vivían en el tercer piso de una casa parroquial.
Posteriormente entró al seminario menor de la congregación del Verbo Divino, en Steyl, Holanda, donde finalizó sus estudios y generó contactos con el sacerdote Humberto Kalthoff, vicario general de Osorno. Gracias a él arribó a Chile en 1963.
Allí conoció a monseñor Francisco Valdés, quien lo envió a Santiago por seis años, para terminar su etapa de seminarista y el 19 de diciembre de 1970 él mismo lo ordenó sacerdote en la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Un hombre conciliador
Quien hasta los últimos días lo acompañó permanentemente fue el actual párroco de la parroquia San Mateo, Cristian Cárdenas. El sacerdote señaló que en cuanto a la salud del religioso, fue generalmente estable, aunque algunas veces sufrió descompensaciones.
"Yo comencé a estar junto a él desde 2019 y desde allí creo que esta fue como la tercera descompensación que tuvo, que eran cosas que se daban cada cierto tiempo por distintos motivos. Tenía las secuelas de un accidente cereborvascular que había sufrido años atrás, junto a algunas enfermedades que se padecen a cierta edad, como diabetes e hipertensión, que llegan y comprometen otras partes del organismo", detalló.
El padre Cristian Cárdenas agregó que pese a estos males, el religioso en los últimos años siempre se mostró muy responsable frente a los quehaceres.
"Siempre siguió siendo muy responsable, porque se podía ver con su salud un poco decaída y uno le decía 'padre, descanse', pero para él era necesario seguir atendiendo a la gente, los compromisos que asumía. Era una persona muy bonachona, muy de acoger a todos y muchas veces asumía los dolores ajenos y los hacía propios, se involucraba muy profundamente y era un hombre de mucha oración", manifestó.
El padre Cristian Cárdenas destacó también que al sacerdote Bernardo Werth le tocó trabajar en varias comunidades, entre ellas las parroquias de Ovejería y Puerto Octay, también un tiempo fue capellán del Hogar Santa María y vivió en la Aldea Juvenil, pero además le tocó realizar otras cosas como diocesano, en la formación de profesores y la preparación de los diáconos.
"Éra una persona muy bonachona, muy de acoger a todos y muchas veces asumía los dolores ajenos y los hacía propios".
Cristian Cárdenas, Párroco de la parroquia, San Mateo