¿Conoce algún porfiado? ¿Alguna vez le han dicho que es porfiado? Estoy seguro que sí, pero nos hacemos los lesos, porque los porfiados somos duros de cabeza. ¿Qué tiene de bueno y de malo ser porfiado? Los expertos dicen que se nace porfiado y que también se hace un porfiado, en ambos casos dependerá de la crianza, porque detrás de un porfiado hay un estilo educativo permisivo.
Técnicamente se denomina porfiado a una persona con trastorno oposicionista o negativismo desafiante. Cada persona durante su crecimiento desarrolla una mentalidad más flexible o rígida para su vida. El porfiado, pase lo que pase, mantendrá las mismas creencias, opiniones y actitudes que conoce, aunque se equivoque mil veces. No cambiará de opinión y no dará su brazo a torcer, por orgullo y testarudez evitará una improvisación y no aceptará una nueva estrategia. Si su teoría no cuadra con la realidad, es la realidad la que está mal, por eso son populares los memes de los porfiados. Nos hacen reír y cuesta dialogar con ellos, pues siempre creen tener la razón, en el fondo, esconden una gran cuota de inseguridad.
Los porfiados no tienen género, vivir con ellos es desgastante, ya que discuten todo, involucran su ego en esas discusiones y las convierten en batallas campales con tal de ganar a toda costa y conseguir el todo o nada. La persona terca tiene un pensamiento dicotómico, piensa que las cosas son blancas o negras y cuando sus argumentos no convencen, algunos extremos recurren al ataque personal. Es poco probable que se disculpen, ya que eso afectaría su imagen de infalibles, lo habitual es que se rodeen de quienes piensan igual para evitar conflictos con otras ideas.
Hay gente que le teme a los porfiados, evitan su compañía, por lo que ser cabeza dura implica sufrir rechazo y aislamiento social. Algunos elegirán vivir como ermitaños, cerrándose al mundo para disfrutar de su testarudez.
Una delgada línea separa la terquedad de la constancia. Los porfiados destacan porque poseen la valiosa capacidad de resistir todos los inconvenientes que se presentarán en el camino hacia su meta. Son perseverantes. Muchos grandes inventores fueron personas testarudas que se empecinaron en hacer realidad su sueño. Otro se habría dado por vencido, el genio del porfiado perseveró y su empeño bien valió la pena. Así que antes de juzgar o descalificar a un porfiado, debemos evaluar si su energía está enfocada en tonteras o en propósitos positivos. Otra característica positiva de los porfiados es que "morirán con las botas puestas". Su lealtad y su terquedad han dado ejemplos al mundo por alcanzar lo imposible, manteniendo una posición inflexible. Muchos lograron sus metas por ser capaces de tolerar y sobreponerse a cualquier adversidad.