El ataque sin precedentes que, con cientos drones y misiles, lanzó Irán la noche del sábado sobre territorio israelí, activó urgentemente a la diplomacia global, que a través de llamados y reuniones multilaterales intentó ayer poner paños fríos y contener una respuesta armada de Israel que termine por incendiar el Medio Oriente.
Hasta el cierre de esta edición, autoridades de Israel continuaban debatiendo qué tipo de represalia militar tomarían luego de la ofensiva que fue repelida casi sin daños por su ejército con el apoyo de EE.UU., Inglaterra y Jordania. Ello pese a que su más férreo aliado, Washington, ha explicitado su posición de no involucrarse en un contraataque a Irán y ha instado al gobierno de Netanyahu a no hacerlo.
"No queremos una guerra más amplia con Irán", dijo el vocero de la Casa Blanca, John Kirby. "No formaríamos parte de ninguna respuesta", añadió otro alto funcionario.
El propio mandatario Joe Biden, quien contactó al primer ministro israelí apenas inició el ataque iraní, instó a Netanyahu a "pensar cuidadosa y estratégicamente sobre los riesgos de una escalada".
Declaratoria
Teherán dio por finalizada la ofensiva contra Israel, considerada represalia al bombardeo de su consulado en Siria el 1 de abril. "La República Islámica de Irán no tiene intención de continuar con las operaciones defensivas, pero si es necesario no dudará en proteger sus intereses legítimos ante cualquier nueva agresión", aseguró el ministro Hosein Amir Abdolahian.
El discurso fue reiterado por el embajador iraní ante la ONU, Saeed Iravani, quien aseveró que su país "no busca la escalada ni la guerra en la región", y que "no tiene intención de entrar en conflicto con Estados Unidos", aunque advirtió que cualquier operación contra sus intereses dará paso a "nuestro derecho inherente a responder de forma proporcionada".
En la misma instancia, el representante de Israel, Gilad Erdan, aseguró que responderán. "Este ataque cruzó todas las líneas rojas e Israel se reserva el derecho legal a responder. No somos la rana en el agua hirviendo: somos una nación de leones", sostuvo, añadiendo que Israel "no puede quedarse de brazos cruzados".
Durante todo el domingo ha habido tensión sobre la respuesta israelí. Ministros de derecha, como Bezalel Smotrich (Finanzas) o Itamar Ben Gvir (Seguridad Nacional) han manifestado su inclinación por una respuesta "que resuene en todo Medio Oriente durante las generaciones venideras".
El ministro de Defensa Benny Gantz añadió que "haremos pagar el precio a Irán", aunque reconoció que se sigue discutiendo cuándo y cómo.
Onu de urgencia
Mientras varios países, entre ellos Argentina y Países Bajos, anunciaban el cierre temporal de sus embajadas en Irán, las voces internacionales se sucedieron pidiendo detener la escalada bélica, entre ellos el propio secretario general de la ONU, quien convocó de urgencia al Consejo de Seguridad.
Allí criticó tanto a Israel como a Irán, y aseguró que "ni la región ni el mundo pueden permitirse otra guerra", recordando que sus invocaciones a la carta del organismo para justificar sus actos, carecen de legitimidad.
Desde Egipto, frecuente mediador en conflictos regionales, su ministro de Relaciones Exteriores, Sameh Shukri, pidió "autocontrol" a sus pares iraní e israelí, e insistió a ambas naciones a no incurrir en "políticas arriesgadas y provocaciones mutuas, que aumentarían la tensión".