En nuestra sociedad resulta ser algo bastante habitual escuchar la frase: "¡Te puedes caer mil veces, pero rendirte jamás!". La razón de escuchar esta alentadora frase se debe, generalmente, a los problemas, dificultades y miedos que nos encadenan y que nos impiden avanzar, crecer y triunfar en la vida.
En esos difíciles momentos, recibir palabras de aliento y de apoyo pueden hacer la diferencia entre el acto de rendirse y de no rendirse, especialmente, cuando hablamos, por ejemplo, de la práctica de un deporte de alto rendimiento y que implica sacrificio, disciplina, superación y la voluntad de no rendirse nunca.
Todos los grandes atletas y deportistas han destacado que el hecho de no rendirse fue lo que hizo la diferencia entre recibir la medalla de oro y la derrota. No obstante lo anterior, no todo es blanco y negro al respecto de este importante tema.
La pregunta es: ¿por qué razón no podemos decir "ya no más" ante los infructuosos y dolorosos esfuerzos por tratar de mantener a contrapelo una relación de pareja que se ha vuelto tóxica y dañina? ¿O de permanecer estoicamente en un trabajo donde estamos siendo humillados y abusados?.
Me sumo a lo que señala mi colega Daniela Paz Rojas: la posibilidad -y el legítimo derecho- de decir "ya no más" no es equivalente a una "rendición", sino que es una decisión que tiene como premisa el deseo del autocuidado y de llevar una vida que sea coherente con los propios principios y valores, y con aquello que uno considere una vida digna.
En mi consulta he tenido que atender a personas con cáncer, y en relación con este insidioso mal, la cosa no es muy distinta: expresar un "ya no más" ante un nuevo tratamiento de quimioterapia, o de someterse a un tratamiento de cáncer con carácter experimental cuando se sabe que no existe posibilidad de recuperación y que los supuestos "beneficios" no son tan claros, o que ponen incluso, en mayor riesgo la calidad de vida del paciente, el hecho de decir "ya no más" no es, en ningún caso, rendirse, sino que es un derecho que debe ser respetado.
Es optar por cuidados que permitan a la persona vivir de la mejor forma posible, con alivio del dolor, siendo guiados y acompañados en una etapa avanzada de la enfermedad.