Hay pocos emprendedores que nunca hayan imaginado transformar sus ideas en exitosas startups (empresas tecnológicas altamente escalables), levantar capital con un venture capital (capital de riesgo), crecer y hacer un exit (vender la compañía) en dólares.
En los años 80, sonaría absolutamente imposible, a finales del 90, con el boom de las punto com, se comenzaba a iluminar el camino, ya para el 2000, Google y Amazon, que comenzaron como startups, se convertían en los primeros gigantes tecnológicos, pero no fue sino hasta el año 2010 cuando vio un ascenso importante de startups tecnológicas exitosas, como Uber, Airbnb y Dropbox. En la actualidad, se estima que la tasa de creación de startups anualmente está por sobre las 100.000 en el mundo.
En Chile, el ecosistema de emprendimiento, mérito público/privado, ha impulsado la creación de al menos 2.400 startups, según el informe "Radiografía Startups Chile" al 2020, y en la actualidad se estima que, al menos, dicha cifra se ha duplicado. Santiago de Chile, hoy en el cuarto lugar de América Latina y puesto número 67 del mundo como la mejor cuidad para emprender, recibe cada año la noticia de la creación de fondos de capital de riesgo de tradicionales grupos económicos locales que buscan ser parte de este ecosistema e invertir en empresas emergentes.
A ello se le suma el aumento de fondos extranjeros con sus ojos puestos ya no sólo en Silicon Valley, Londres o Tel Aviv, sino en Latinoamérica, principalmente Brasil, México, Colombia y sin duda Chile.
No hay otro momento mejor para comenzar el apasionante viaje de emprendedor que hoy, sin embargo, quien haya dicho que era fácil, se equivocó. Quienes llegan a convertir sus ideas en destacadas compañías, comparten casi siempre la misma fórmula, un modelo de negocio, (el mecanismo del negocio para genera plata y crecer), altamente planificado, diseñado y validado, además de escalable, y una propuesta de valor muy bien definida, diferenciada, ajustada al público objetivo y consecuente en la promesa versus experiencia.
Sin embargo, si las cualidades humanas, de liderazgo, visión de futuro, dominio del mercado y disciplina financiera del emprendedor no sintonizan con el potencial de la idea o bien con los principios y valores del fondo de capital de riesgo, probablemente el emprendimiento nunca alcance la élite.
Es hoy el mejor momento para arrancar, sólo considerar no perder nunca de vista el valor que la compañía le proporciona al mundo, sumado a un poco de sacrificio. Con ello, el éxito se encontrará sólo a unos pasos de distancia.