Los gremios, como parte esencial de su quehacer, consideran la asociatividad como una forma de trabajar con el fin de abordar temas de interés, transmitir problemáticas, defender a sus asociados, entre otros aspectos. Mediante ello, visualizamos temas, conseguimos soluciones o, al menos, compromisos desde la gestión que realizan nuestros representantes locales y nacionales.

En dicho contexto, como Cámara de Comercio e Industrias, Servicios y Turismo de Osorno A.G., hemos retomado y reforzado el despliegue de acciones tendientes a vincularnos y posicionar a nuestro gremio con el fin de sostener reuniones activas donde esta Cámara pueda plantear los temas, por ejemplo, a través de la Cámara Nacional de Comercio (CNC) y la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), así como con nuestros gremios pares, con el objetivo de articularnos de forma colaborativa en torno a necesidades o requerimientos locales.

Por lo anterior, participamos de "Gremios por Chile", actividad liderada por la CPC y donde pudimos intercambiar visiones y levantar propuestas compartidas entre los gremios locales y nacionales, así como también ocurrió con la visita a la Cámara de Comercio de Los Muermos, en la provincia de Llanquihue, donde respondimos al llamado de su presidente para visualizar y dialogar acciones en conjunto, y la forma de cómo potenciar la gestión gremial y participativa de nuestros socios.

Sin duda, el trabajo colaborativo y asociativo es una forma eficaz de trabajar, aunar esfuerzos, generar vínculos orientados hacia objetivos comunes, desarrollar gestiones que, muchas veces, no pueden abarcarse por sí solas.

A la vez, permite mejorar la gestión, productividad y competitividad, refuerza la comercialización, promueve el desarrollo de políticas públicas orientadas al trabajo conjunto, entre otros aspectos.

La Cámara de Comercio Osorno, entendiendo la importancia de aquello, seguirá trabajando para generar este tipo de externalidades positivas, tanto económicas como sociales, para que las mismas necesidades de las cámaras de las diferentes comunas sean abordadas y, en lo posible, resueltas en el corto y mediano plazo, en beneficio del gremio y sus asociados.

Un problema de larga data en las distintas ciudades de la zona sur del país, y que ha sido enfrentado con distintas herramientas por las administraciones municipales, es el que dice relación con los perros vagos. Se trata de animales sin dueño que, al no tener un hogar, viven en las calles, generando una serie de problemas de diversa índole que se debe enfrentar.

En primer lugar, se trata en su mayoría de perros que no cuentan con sus vacunas ni están esterilizados, por lo que podrían ser transmisores de diversas zoonosis a los seres humanos a través de mordeduras. A ello se agrega que se alimentan en la calle, por lo que buscan en la basura su comida, rompiendo las bolsas donde pueda haber desechos domiciliarios y esparcir estos residuos.

El problema es complejo, toda vez que si bien las administraciones municipales frecuentemente implementan iniciativas tendientes a buscar soluciones, lo cierto es que en ellas también se debe involucrar a la propia comunidad, ya que un porcentaje importante de estos animales que vagan por la ciudad tiene dueño, quien simplemente no ejerce una tenencia responsable sobre su mascota. Tampoco se debe desconocer que muchos de estos perros vagos también tuvieron un hogar y simplemente fueron abandonados por sus propietarios.

De ahí que sea necesario reforzar la tenencia responsable de mascotas para combatir la presencia de perros vagos en las calles, ya que en la medida que haya real conciencia de los cuidados y cariños que una familia debe brindarle a sus mascotas, no sólo debería haber menos perros vagos, sino que también podría incentivarse la adopción de aquellos que todavía deambulan sin dueño por las ciudades. La educación, en este sentido, debe ocupar un rol fundamental en la tenencia responsable de mascotas, más aún dado que en el último tiempo se han promulgado sucesivas legislaciones que apuntan a tratar con dignidad a las mascotas, exponiendo a los infractores a severos castigos. De hecho, ya ha habido casos en que la denuncia de abandono o maltrato termina en procesos penales que debiesen servir de desincentivo a aquellas prácticas que se desean desterrar.