Según la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito (Conaset), en Chile diariamente fallecen en promedio cinco personas en accidentes de calles y carreteras. Pero no se trata de números, porque detrás de cada muerte hay una familia, amigos, toda una vida de desarrollo, de esfuerzos y de planes que no llegaron a cumplirse.

En los accidentes influyen factores como la alta velocidad, la imprudencia de conductores y de peatones que cruzan con luz roja o por lugares no habilitados, y la conducción descuidada, donde hablar y escribir por celular tiene una alta incidencia. Es usual que durante los fines de semana largo, en fiestas como las de septiembre y de diciembre, o en la temporada de vacaciones de verano e invierno, se incrementan estos trágicos siniestros, por lo que las autoridades llaman a adoptar medidas preventivas, sobre todo que por estos días viajan familias completas, con niños.

Las cifras de Conaset indican que durante el año 2019 se registraron en el país 89.983 accidentes de calles y carreteras, en los que 57.749 personas quedaron lesionadas y 1.617 perdieron la vida, en este último caso, con un aumento de 7,3% respecto a los fallecidos informados en 2018.

Los balances de Carabineros advierten la poca preocupación de los automovilistas. Es cierto que se producen más accidentes en las zonas urbanas que en las rurales, pero en éstas son más graves porque se circula a mayor velocidad. Por ello, han sido pertinentes los reiterados llamados de las autoridades en el sentido de que hay que redoblar los cuidados en estas vacaciones, en especial en invierno, por las difíciles condiciones climáticas imperantes.

Frase automática en boca del chileno indómito bajando de camioneta del año, llegando de playa del Carmen o renovando la cocina de la casa.

"Este país no da para más"… Obvio, ventas a la baja, IPC y desempleo al alza, escasa producción e inversión, el PIB minero más bajo de lo presupuestado, la demanda interna sigue cayendo, etcétera. En fin ¿y a pito de qué la repetición de cifras que todos conocemos en carne propia?.

A pito del cabreamiento de las letanias de siempre, de este doble estándar, esta dicotomía tan característica del chileno. ¿No hay plata?; aviones llenos, aeropuertos abarrotados, colas en los restaurantes, cada primer fin de semana largo sobrecargan las carreteras y saturan los peajes. ¿Nunca estuvimos tan mal?. Las automotoras no dan abasto, hoteles sin cupo y terminal de buses atestados.

Por supuesto, reconociendo la crisis mundial, sumado al desgobierno de "Merlusconi Primero", sin duda nuestra economía está lejos de ser amable y estable; pero, y sin ánimo de pelambre ¿qué nos pasa a los chilenos que vivimos quejándonos de lo mal que estamos, mientras instalan piscina o compran casa en Miami?.

¿Son los menos? A otro perro con ese hueso. Mientras especialistas en economía hablan de recesión, es cosa de recorrer calles, barrios y poblaciones y no encontraremos un espacio para estacionar y dentro de las casas todos, hasta las guaguas, con celulares de última generación.

¿Y? Y aquí estamos, exceptuando, lamentablemente, Pymes que cierran, conciudadanos en campamentos, clase media endeudada, exceso de emigrantes sin futuro y con un gobierno compuesto mayoritariamente por insanos desbordados, los "Hood Robin" (versión moderna de Robin Hood) robando descaradamente a los pobres, aquí seguimos indignados viendo cómo se quedan con nuestra plata.

Esto ya es pelambre: ¿Caso Fundaciones? sin duda este nauseabundo descubrimiento superó toda expectativa; pero como todo escándalo pasará sin pena ni gloria y, obvio, sin culpables. Sin embargo, vendrán otros gobiernos, tiempos mejores o peores, pero una cosa no cambiará: los chilenos seguirán quejándose… "no hay plata"… ¿Y hay o no hay plata? ¿O sólo somos quejones profesionales?... ¿Usted qué cree?.