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persisten en sus respectivos días: si el lunes hay porotos, el otro lunes el mismo menú. En este tiempo de invierno es comida calentita y cálida al paladar de nuestros tradicionales clientes que vienen a la feria. Lo hago con mucho encanto, porque hay quienes mis comidas le recuerdan las que preparaban en sus hogares", detalla.
La señora María, como le gusta que le digan, se mantiene atenta a su olla a presión mientras da la entrevista, para luego sacar del fuego la carne que puso a preparar.
"Llego todos los días antes de las 8 de la mañana, tomo desayuno acá y comienzo a ordenar y preparar el almuerzo. Vendo pocos desayunos, pero mi prioridad es sacar entre 25 a 30 platos diarios. Mis clientes no son regodeones y disfrutan lo que les preparo con mucho cariño. Comienzan a llegar desde el mediodía y los últimos pasadas las 15.30 horas. Muchos son personas que trabajan en las cercanías de la feria o pasajeros que usan el terminal rural que funciona acá. Algunos se van almorzados después de comprar o hacer sus trámites en la ciudad", añadió la señora María, que tiene como consigna "servido y pagado".
Ella trabaja con su hijo Rodrigo, quien las hace de cajero y le colabora desde hace dos años. Una amiga, quien es la maestra de cocina, indica que "en su mayoría los productos son de la misma feria o de locales cercanos, pero hay ocasiones que sale más a cuenta ir a los camiones porque que es económico y se compra para la semana, en especial en el verano. Pero pese al aumento que han tenido los productos, los precios de los almuerzos no se han incrementado y uno puede venir a comer con 3 mil 500 pesos hasta los $5.000", indica.
Esfuerzo y tradición
Los locales habilitados tienen un costo por su utilización el que debe ser pagado al municipio, entidad que administra las ferias libres en la comuna.
A pocos pasos de la entrevistada se encuentra el local 12 que lleva por nombre "Natalia", atendido por Cecilia Ibarra de 57 años.
Al momento del reportaje la emprendedora estaba en pleno proceso del corte de un repollo, que es parte de la materia prima que acompaña al completo que preparan.
Comenta que el negocio es la continuidad de una familia que dio origen a este local gastronómico y que hoy lleva el nombre de su hija, de 36 años.
"Este local lo compró mi madre (Domitila Valdebenito) a su comadre que lo trabajaba. Después lo amplio con mi papá (Raúl Ibarra) y ahora lo tomé y llevo trabajando por casi dos décadas. Ha sido difícil, pero con esfuerzo se logran las cosas. Ejemplo es lo del repollo con mayonesa casera para el completo, y mantenemos ese producto que es uno de los más vendidos, lo que va de la mano con los almuerzos, entre ellos cazuela y merluza que son parte de la tradición", admitió la emprendedora.
Cecilia indica que el local lo atiende de lunes a viernes, y si bien los sábados hay bastante movimiento de personas, señala que llega mucha gente a vender y no es muy favorable para ella porque muchos andan de paso comprando sus productos y son muy pocos los que se quedan a almorzar.
"De lunes a viernes es nuestra jornada, los lunes y jueves hay porotos, los otros días nos mantenemos con pollo asado o arvejado, como también merluza, dependiendo del tiempo. La cazuela y los porotos son las preparaciones más solicitadas por los trabajadores y de aquellos que pasan a almorzar mientras esperan que llegue el bus que los lleve de regreso a sus hogares en zonas rurales. Acá el almuerzo ya está listo a las 11 de la mañana porque hay buses que salen al mediodía y muchos viajan de regreso, ya almorzados", comentó la señora Cecilia.
Al preguntar por la familia, Cecilia se toma un tiempo y dice que es madre de dos hijas y que su trabajo le ha permitido pagar el estudio de ambas.
"Tengo una que es profesional y la otra estudia Derecho en Santiago. La mayor estudió Sicología en Osorno y trabaja, pero ella tiene un problema y se debe movilizar en silla de ruedas, por lo que tengo que dividirme entre el local y ayudarla a movilizarse. Pero hay que seguir dándole, hasta donde se pueda", remarca.
La esforzada mujer comenta que son cerca de 30 las colaciones que hacen diariamente y los precios van desde los $3.500 a los $6.500 que cuesta una merluza con agregado.
"Tengo gente que viene de Santiago y son clientes fieles que cuando llegan a Osorno vienen por una merluza, pero están escasas. Algunos productos los compro acá y otros en locales del sector. Además, tengo clientes que uno ya los conoce y sabe a quién no les gusta el zapallo o que le pongan cilantro a las comidas, también hay algunos que sólo comen ensaladas de tomates y otros en la merluza piden que el batido sea delgado".
Rahue y sus picadas
Así como en la PAC, la Feria Libre Rahue también tiene locales con trayectorias que han ganado distinciones en concursos de gastronomía, pero existen otros más reducidos, pero no por ello menos concurridos.
Se trata de locales que se ubican en el pasillo central y que están detrás de las mamparas de cristales.
"Acá el almuerzo ya está listo a las 11 de la mañana porque hay buses que salen al mediodía y muchos viajan de regreso, ya almorzados"
Cecilia Ibarra, Cocinera feria PAC