El pasado 3 de julio se publicó en el Diario Oficial la resolución N°4.116 exenta, de parte del Ministerio de Agricultura, que "crea el sistema para la prescripción electrónica de antimicrobianos veterinarios, declaración de uso de antimicrobianos y de biomasa, y deroga resolución exenta N°3.149/2023 de la dirección nacional SAG".
La normativa, que lleva más de un año en trabajo y consulta a diferentes organizaciones profesionales de la Medicina Veterinaria, tiene su base en las directrices de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA).
La normativa está orientada a médicos veterinarios, titulares de establecimientos pecuarios. Inicialmente será voluntario, y a partir del 1 de enero de 2024, obligatorio.
Si bien la medida es altamente valorada, ya que implica un avance para la garantía de la inocuidad de los alimentos producidos en nuestro país, también requerirá, muy probablemente, atender a problemas prácticos que se generan al pensar que el soporte papel será absolutamente reemplazado por la vía electrónica.
En este sentido, cabe recordar que en el sector de carne bovina, las cifras disponibles de las autoridades señalan que en los muestreos exhaustivos que se realizan en productos cárnicos, no se detectan trazas de antimicrobianos. De hecho, el margen tan deprimido del sector cárnico genera, para el sector de carne, la necesidad de realizar un plan sanitario preventivo importante.
En general, los medicamentos de mayor riesgo de resistencia en humanos han sido enlistados y retirados de nuestra paleta de fármacos disponibles. Por otro lado, hace ya muchos años que Chile ha prohibido los antibióticos como promotores de crecimiento en establecimientos bovinos.
Por lo tanto, sabemos que la ganadería de carne no presenta una demanda importante de productos antimicrobianos en general. Sin embargo, sí preocupa la dificultad logística que puede implicar la receta exclusivamente electrónica, si las últimas cifras de ODEPA señalan que sólo un 16% del mundo rural en Chile tiene acceso a internet.
Sin duda, ese punto y otros ligados al funcionamiento de la prescripción de las recetas serán un desafío para los médicos veterinarios que están trabajando en el sector agropecuario, al igual que las clínicas veterinarias que atienden la salud de nuestras mascotas.
