Amenaza global de El Niño
En las últimas semanas ha habido abundantes señas sobre la irrupción de este fenómeno climático.
Según datos de Estados Unidos, el lunes 3 de julio fue el día más caluroso de la historia registrado a nivel mundial. El récord era de agosto de 2016, con 16,92 grados Celsius en promedio global, pero ahora fue de 17,01. Desde diversos centros de investigación se enfatizó que este nuevo récord no es un hito que se deba celebrar y se unió a la información de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que declaró oficialmente la presencia del fenómeno de El Niño, luego de confirmar que por primera vez en siete años se detectaron en el Océano Pacífico las condiciones que, muy probablemente, causarán un aumento de las temperaturas y alteraciones meteorológicas este año.
De acuerdo al organismo, el aumento de las temperaturas se dará sobre todo en los próximos tres meses y persistirá hasta el final de 2023, con una intensidad que "será al menos moderada", pero no se descarta que pueda ser un fenómeno severo. De hecho, se precisó que entre las alteraciones que se pronostican figuran condiciones de sequía en Australia, América y, concretamente, de Sudamérica.
La OMM también recordó que esta es la primera vez desde el período 2015-2016 en que la comunidad científica está de acuerdo en que el mundo está ante un fenómeno de El Niño y que es "la señal para que los gobiernos de todo el mundo pongan en marcha los preparativos para frenar las consecuencias".
La información coincidió con el día de mayor temperatura promedio de la historia, lo que vuelve a unir el fenómeno del El Niño con este alarmante récord, como sucedió en 2016, que fue el año más caliente globalmente que se haya jamás registrado hasta el nuevo hito de esta semana. El patrón climático de El Niño ocurre típicamente cada dos a siete años y suele durar de nueve a doce meses, durante los cuales se produce un calentamiento gradual del Océano
Pacífico que provoca intensas lluvias en ciertas
regiones del mundo y sequías en otras.
"Esta es otra llamada de atención o una alerta temprana de que todavía no vamos en la dirección correcta para limitar el calentamiento conforme a los objetivos finales establecidos en 2015, en el Acuerdo de París", señaló el organismo, que funciona como el brazo científico de la ONU.