Correo
Comisión y desinformación I
La corrupción, detrás del caso de Democracia Viva y de los traspasos millonarios a fundaciones para fines políticos, fue denunciada por los medios de comunicación. La institucionalidad y sus controles están sobrepasados. Además, la Autoridad Ministerial guardó silencio ante las denuncias de algunos funcionarios públicos.
Ahora el gobierno nos quiere hacer creer que es una buena idea crear una comisión asesora contra la desinformación (en el ministerio de Ciencia). Lo es, si tu proyecto político es que Chile sea la tumba del neoliberalismo. El otro modelo no cree en la igualdad ante la ley, por ello es conveniente que los gobernados no opinen de las conductas de sus gobernantes, pues al parecer la opinión pública aún es un adversario fuerte para la corrupción enquistada en el Estado.
María Fernanda González B.
Comisión y desinformación II
La reciente creación de la Comisión Asesora Contra la Desinformación en Chile ha levantado más de una ceja. ¿Por qué? Porque esta comisión, nombrada por el ejecutivo, tiene como objetivo "regular" la información. ¿No suena eso a censura previa? Y eso, compatriotas, choca de frente con el artículo 19 de nuestra Constitución, que garantiza la libertad de opinión e información sin censura previa.
Pero aquí es donde las cosas se ponen aún más interesantes. La principal impulsora de esta comisión es la ministra Camila Vallejo, una comunista confesa. Ahora, no hay nada inherentemente malo en tener una ideología política. Pero cuando esa ideología política carga con millones de muertos a sus espaldas, cuando la implementación de este pensamiento histórica y sistemáticamente ha ido de la mano con la censura y el control de la información, es lógico que surjan preguntas. ¿Es esta comisión un intento de imponer un control similar aquí en Chile? ¿Es este el primer paso de un plan más grande?.
Además, es curioso que esta comisión esté bajo la jurisdicción del ministerio de Ciencias. ¿Es esto un intento de darle un barniz de legitimidad científica a lo que es esencialmente una cuestión política? ¿Es una forma de blanquear la comisión, haciéndola parecer un tema científico y profesional, cuando en realidad está impulsada por una ideología política?.
Recientemente la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha expresado su preocupación al respecto. Según ellos, la intervención directa del gobierno en el análisis de información puede llevar a políticas públicas sesgadas y tener efectos negativos sobre las libertades de expresión y de prensa. Y tienen razón. Como dijo una vez George Orwell, "En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario".
La creación de esta comisión plantea serias preocupaciones sobre la libertad de expresión en Chile. La lucha contra la desinformación es un objetivo legítimo y necesario, pero debe hacerse de una manera que respete y proteja la libertad de expresión. La intervención directa del gobierno en este ámbito puede ser un caballo de Troya, un disfraz para la censura y el control de la información.
Así que, Chile, mantén los ojos abiertos. La verdad es a menudo la primera víctima en política. Y en esta era de desinformación, decir la verdad es más revolucionario que nunca.
Andrés Santana Riquelme
Colegiatura obligatoria
Nuestra Carta Fundamental y diversos instrumentos internacionales -entre otros la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas- establecen que "nadie puede ser obligado a pertenecer a una asociación".
La colegiatura obligatoria colisiona con libertades esenciales, conlleva serios riesgos y dotaría a los colegios profesionales de un grado de poder que fácilmente puede derivar en abusos y conflictos de interés.
Tal obligatoriedad sería tan absurda como pedirle a los ciudadanos que deban militar en algún partido político para ejercer su derecho a voto. Adolfo Paúl Latorre
Orgullo e inclusión laboral
En conmemoración del Mes del Orgullo, es importante reflexionar sobre la inclusión de la comunidad LGBTIQA+ tanto en la sociedad chilena como en el mundo laboral.
La fuerza laboral perteneciente a la comunidad LGBTIQA+ desafía la cultura organizacional tradicional de muchas empresas. Excluirla y desconocer las políticas que la promueven afecta no sólo a las organizaciones, sino también a la sociedad, puesto que la homofobia y transfobia reducen directamente la producción económica en aproximadamente 1% de recesión permanente, según lo planteado por la economista Lee Badgett en su libro "El caso económico para la igualdad LGBT". Ante esto, es fundamental reconocer los avances que se han logrado en la búsqueda de igualdad, diversidad e inclusión en el país.
Según el informe de Pride Connection, el 74% de las empresas en Chile cuenta con una política de diversidad e inclusión, dentro de las cuales se encuentran pilares que abordan desde equidad de género y discapacidad, hasta orientación sexual e identidad de género, incluyendo programas de educación y protocolos de denuncia ante discriminación.
Si bien estas cifras muestran avances significativos, es fundamental reconocer que la lucha por la plena igualdad está lejos de terminar. Los derechos de las personas transgénero, la salud integral y la erradicación de la violencia, son áreas que aún requieren atención y acción colectiva. Construir una cultura organizacional que incluya a todas las minorías, tanto en las políticas como en el día a día, requiere de un compromiso permanente y solidario por parte de todas las personas, fomentando principios básicos como el respeto, la aceptación y el trato igualitario de colaboradores.
Josefa Poblete