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"Con el paso del tiempo me reinserté en el mundo laboral, pero como algo más bien informal, porque la salud me ha jugado malas pasadas. Soy paciente crónico por enfermedades al corazón, tengo artrosis, entre otros problemas, pero sigo haciendo trabajos ahora más livianos, porque necesito generar ingresos. Trabajé toda mi vida y mientras pueda lo seguiré haciendo", dijo Monsalve.
Es padre de cinco hijos, quienes reconoce le ayudan, pero sigue trabajando porque requiere tener independencia económica.
"Soy dirigente activo de un club de adultos mayores y participo en la Unión Comunal de Adultos Mayores. Tengo claro que la tercera edad está muy abandonada en temas sociales y de salud. ¿Cómo es posible que personas enfermas deban esperar horas para ser atendidas en el hospital?. Yo siendo paciente crónico llevé hace unos días a otro adulto mayor de 96 años y estuvimos desde las 5 de la mañana hasta las 15 horas esperando atención. Eso es indigno", enfatizó Monsalve.
Agradece que dentro de todas sus complicaciones de salud aún logra ser autovalente y tener fuerzas para trabajar, además de apoyar a otros adultos mayores que están solos, postrados y económicamente muy mal.
"Tener que seguir trabajando a los 80 años es una crueldad del Estado con muchas personas que ya dieron gran parte de su vida en el mundo productivo, porque quienes trabajan de adultos mayores son los mismos que trabajaron de jóvenes. Los que son flojos lo arrastran desde jóvenes, por eso es tan injusto castigar a tanto adulto mayor con pensiones insuficientes, puertas laborales cerradas, porque la mayoría está en la informalidad haciendo dinero para sobrevivir", argumentó.
Agregó que si durante décadas todos los gobiernos de turno han fallado a la hora de dar reales soluciones a las problemáticas de los adultos mayores, se debe exclusivamente porque no ha existido voluntad para hacerlo. "Olvidan que la mayoría llegará a la tercera edad y quienes tienen un buen pasar en ese periodo representan un porcentaje muy menor, porque el grueso depende casi de la caridad del Estado, el mismo al cual ayudó de distintas formas en su juventud y adultez. Trabajar siempre ha dignificado y lo sigue haciendo con todos los adultos mayores que estamos en el mercado laboral y en quienes en su mente siguen activos, porque su salud ya no los acompaña", dijo.
Repostería y gourmet
Desde los 13 años que Elizabeth Provoste (62 años) comenzó a desarrollar distintas habilidades domésticas en la casa del fundo donde trabajaban sus padres en el sector Murrinumo. Entre los oficios que más interés tuvo fue por la repostería y gastronomía, donde destacó por la buena sazón de sus preparaciones.
"Ahí estuve hasta los 28 años, cuando me casé. Ellos fueron más que mis patrones, fueron una familia y siempre me apoyaron para que yo fuera una mujer independiente. Eso me movilizó toda la vida, porque no quise y no quiero depender económicamente de nadie y para eso debes trabajar, no queda otra alternativa, incluso ahora que debería estar pensionada sigo activa en mi emprendimiento", relató Betty, como la conocen sus amigos y cercanos.
Gracias a las cosas deliciosas que elabora, comenzó desde hace más de 30 años a realizar tortas, kuchen y varias preparaciones dulces para cumpleaños, aniversarios o distintas fechas especiales, siendo sus primeros clientes las familias ligadas a quienes fueron sus jefes en la juventud. Es por eso que la mejor recomendación ha sido el boca a boca, que le permitió crear hace 10 años su emprendimiento "Tortas y eventos Betty".
"Antes de tener mi emprendimiento trabajé en el área de cocina del ex café Dino's, en chocolates Bolttina, en el Club de Pesca y Caza, en el restaurante Migas y varios más. Pero siempre me programé, porque sabía que en mi vida de adulta mayor necesitaba seguir vigente y trabajando para vivir. Por eso en 'Tortas y eventos Betty' soy la única que cocina, porque soy perfeccionista y hago las cosas bien, por eso trabajo a la escala que puedo responder. Si crezco ya no será igual. Hago eventos y otras cosas también para empresas, siempre con mi sello casero", indicó la adulta mayor.
Reconoce que si no fuera por su trabajo, no imagina de qué otra forma podría generar ingresos, porque después de los 60 años para las mujeres es muy difícil conseguir empleos, incluso más que para los hombres. Está realizando la tramitación para acceder a algún tipo de pensión, ya que como muchas personas, no cuenta con suficientes cotizaciones como para mantener una pensión por AFP.
"Mientras tenga fuerzas y salud voy a seguir activa trabajando, pero es muy duro pensar que si ni Dios lo quiera alguna vez ya no puedo hacerlo, quedaré muy mal parada económicamente, porque las pensiones no alcanzan y esa es una realidad que afecta a miles de personas que no pueden trabajar, porque ya la salud no los acompaña. A pesar de haber trabajado toda su vida, el Estado no les permite descansar en su vejez, más bien los llena de sufrimiento y los hace transparentes a la sociedad", explicó.
Una necesidad
Carlos Mendoza, presidente del Consejo de Salud de Adultos Mayores, explicó que la necesidad de la tercera edad de mantenerse vigentes en el mundo laboral responde a la precariedad de las pensiones y el alto costo de la vida, pero también al deseo de ser parte de una sociedad.
"El Estado es muy castigador para los adultos mayores, porque les pone una presión económica enorme al generar pensiones que están lejos de responder al costo de la vida que no sabe de diferencias de edad. Pensar que subir 10 mil pesos o dar un bono anual de 80 mil pesos, por dar ejemplos de cifras, es solucionar el tema, es un error. Los adultos mayores que toda la vida han trabajado lo siguen haciendo, pero muchas veces en empleos precarios y con sueldos muy bajos, pero aquellos que no pueden hacer nada laboral por su salud quedan totalmente marginados y presionados", explicó.
Agregó que están preparando un proyecto para presentar a la Comisión de Adultos Mayores del Parlamento para que se considere como ley incluir adultos mayores en la fuerza laboral pública y privada, tal como se hace como personas con discapacidad.
"Lo que buscamos es que quienes deseen ser parte activa laboral tengan la opción de hacerlo, pero en empleos con buenos sueldos, que tengan por ejemplo la ventaja de que no se les descuente los porcentajes de salud y previsión, porque a esa edad el Estado lo proporciona; que sean trabajos acordes a la edad y capacidad física. En otros países los adultos mayores no son invisibles y se les respeta con empleos ajustados a su edad. Eso ayuda a descomprimir al Estado, porque muchos adultos mayores que requieren salud y ayuda es porque la sociedad se olvidó de ellos, incluida su familia, y eso trae efectos negativos", comentó Mendoza.