La pensión no alcanza: el relato de adultos mayores que trabajan para vivir
La inserción laboral de personas de la tercera edad obedece principalmente a la necesidad de generar ingresos, debido a las bajas jubilaciones y el elevado costo de los alimentos, medicamentos, calefacción, entre otros servicios. A través de la historia de cuatro osorninos es posible adentrarse en esta realidad que está muy presente en la provincia.
La realidad que viven los adultos mayores está marcada por las necesidades básicas que deben cubrir, como alimentación, vivienda, vestuario, medicamentos o calefacción, sólo con las pensiones que reciben del Estado, que en la mayoría de los casos son insuficientes o derechamente no alcanzan para vivir.
Esta realidad obliga a personas de la tercera edad a mantenerse o ingresar al mercado laboral con el objetivo de generar ingresos extra para poder vivir de forma digna, sin dependencias económicas de terceros, lo que muchas veces coarta la libertad y dignidad de los adultos mayores.
Esta reinserción laboral se produce mayormente en la informalidad y con bajas remuneraciones, aunque también influyen aspectos sicosociales en este segmento etario, ya que al trabajar se sienten parte activa de la sociedad.
Según estudios realizados por las Naciones Unidas, en nuestro país las personas de la tercera edad que están en el mercado laboral lo hacen en trabajos independientes (4 de cada 10 personas), ya que a medida que se va envejeciendo, las probabilidades de salir del mercado laboral formal aumentan. Esto ocurre básicamente porque muchos deben jubilarse cuando cumplieron la edad legal exigida para ello: 60 años si es mujer y 65 años si es hombre.
De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre los mayores de 60 años la tasa de informalidad alcanza 51,8% y es más alta en mujeres (58,7%) que en los