El barrial se vuelve "pan de cada día" en los campamentos...
SOCIAL. El rigor del invierno impacta con especial crudeza a los más necesitados.
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Las lluvias invernales, positivas en todo aspecto para el entorno natural de la provincia, representan también la época del año más dura para los vecinos de los veinte campamentos y tomas ilegales iniciadas en octubre de 2019 que hay en la comuna, donde viven más de 1.200 familias. Y claro, porque además de la fragilidad de sus precarias viviendas, expuestas a goteras y filtraciones, además del frío, los callejones hechizos de los asentamientos se transforman en verdaderos pantanos, con barro por doquier. Mucho barro. Los pobladores deben transitar a diario por estos complejos pasadizos donde el agua se empoza en charcos de gran tamaño, casi lagunas, para llegar o salir de sus mediaguas.
En algunos casos el agua de la lluvia inunda los terrenos mismos donde están emplazadas las viviendas, hechas en su mayoría con planchas de zinc.
El frío es otro problema: pasa directo a los hogares debido a la falta de revestimientos y aislantes. En suma, los más necesitados de Osorno sienten con especial fuerza el rigor de los elementos y se sobreponen como pueden, a la espera de que su cruda realidad cambie en algún futuro lejano.