Con llamados a la unidad, al diálogo y a la sobriedad, comenzó ayer el trabajo del Consejo Constitucional. Durante la ceremonia de apertura, fue emotivo apreciar esa conciencia respecto de la trascendente labor que se inicia y sobre la enorme responsabilidad ante la fe pública que tiene este cuerpo colegiado, integrado por 50 personas electas en las diferentes regiones del país. Tres de ellas de Los Lagos.

Los consejeros y consejeras saben que el proceso está marcado por el desapego ciudadano y por la desconfianza. Por un lado, la situación social y económica difícil, hacen que no resulte prioritaria esta temática en el día a día; por otra parte, el mal recuerdo de algunos aspectos de la Convención anterior hacen temer una repetición de escenarios negativos.

Por ello resultó reconfortante escuchar los discursos del Presidente Gabriel Boric, de la presidenta del Consejo Beatriz Hevia y especialmente la voz del cineasta y ex alcalde Miguel Littin, quien debió abrir la sesión por ser el integrante de mayor edad en la sala. "Hoy es nuestro momento, es nuestra hora de ser dignos del cargo que nos otorgó la ciudadanía. Luchemos por el acuerdo, por la nación (...) de lo contrario, lo digo con mucha modestia, la historia no perdonará a quienes se dejen llevar por pasiones, por revanchismos del pasado", dijo en su discurso.

Sabia reflexión, sin dudas, valorada transversalmente y que debiera guiar la ruta que ayer se inauguró y que culminará el 17 de diciembre, en un nuevo plebiscito de salida.

El abogado y académico de la USS Luis Palacios reflexionó sobre esta urgencia de encuentros y acuerdos. En ese contexto, llamó a la comunidad a no quedarse al margen del proceso, sino a contribuir y hacerse co-responsable de la generación de la base jurídica para el futuro del país. Invitó a seguir el diálogo, informarse y colaborar con él a través de las instancias de participación ciudadana que se abrieron también este significativo 7 de junio de 2023. Las opciones para sumarse se encuentran disponibles en la página www.secretariadeparticipacion.cl

Homo homini lupus el -"Hombre es el lobo de los hombres"- es la frase en latín que tanto el filósofo inglés Thomas Hobbes (siglo XVII), considerado uno de los fundadores de la filosofía política moderna, como así también el Dr. Sigmund Freud, médico neurólogo, padre del Psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX, utilizaron en sus escritos para destacar la grave falencia -bajo la forma de agresividad, egoísmo y uso de la violencia- que distingue a la humanidad.

Falencia, que aunque parezca un contrasentido, ha llevado a los seres humanos a convertirse -de acuerdo con el naturalista inglés Charles Darwin- en "la especie más adaptada y la más peligrosa" que ha puesto sus pies sobre la Tierra.

Hobbes, en su obra "Sobre el ciudadano" destaca al egoísmo como un rasgo básico del ser humano, aun cuando la sociedad -con todas sus debilidades, crisis y limitaciones- intenta mitigar y corregir tal conducta, buscando favorecer una sana convivencia entre las personas.

En este sentido, resulta ser un secreto a voces que el comportamiento egoísta, violento e irresponsable del ser humano está ad portas de conducir a su propia especie -si es que pronto no se produce un cambio profundo y radical en su actitud y conducta- al borde de la extinción.

Ejemplos claros de lo anterior, son la contaminación ambiental, la lluvia ácida, la polución del aire, los océanos y fuentes de agua repletos de plástico, la sobre explotación y destrucción de los bosques, el calentamiento global, la radiación nuclear, la destrucción de la biodiversidad, el peligro latente de una Tercera Guerra mundial (esta vez con bombas atómicas), etc.

Estas son sólo algunas de las tantas señales que debieran alertarnos de que hay algo que nuestros supuestos líderes no están haciendo bien.

Otra estudiosa que se suma a este reclamo, es la reconocida antropóloga Margaret Mead, quien, de acuerdo con sus análisis e investigaciones, aseguraba que la humanidad está viviendo más allá de sus medios, a raíz de que el estilo de vida actual, lo que hace es drenar al planeta de sus recursos invaluables e irremplazables, donde no se tiene en cuenta el futuro de los propios hijos, ni tampoco al resto de la población.