(viene de la página anterior)
"Al igual que todos los cementerios del país, estamos regidos por el Reglamento General de Cementerios que entrega las directrices que debemos seguir y respetar. Ahora es una realidad que mucha gente desde hace bastantes años ha manifestado que el recinto cuenta con un valor patrimonial importante y que es un aporte a la historia de la ciudad. Probablemente quienes hemos estado en la administración lo vemos de forma más práctica, porque lo que esperamos es entregar un servicio adecuado a las familias que tienen a sus seres queridos sepultados acá y a quienes eventualmente puedan llegar", explicó Muñoz.
El Reglamento General de Cementerios explica las razones para prohibir la construcción de grandes sepulturas desde hace 60 años, debido a que define la altura y ancho máximo del espacio a emplear, la cantidad de personas que trabajan en las normas sanitarias a cumplir, entre otros detalles.
"En el cementerio también vemos cómo ha cambiado la forma de sepultar a las personas, aunque en los grandes mausoleos que están al ingreso las familias aún podrían usar los espacios que tienen disponible de dentro. También tenemos la Cruz Mayor, que permite a las personas que, por ejemplo, perdieron a un familiar en otro país, en situaciones que no se encontró el cuerpo o incluso por cremación, tengan un lugar físico para depositar una ofrenda floral o dedicarle un momento de oración. Es un punto importante dentro del recinto", comentó el administrador.
Quienes llegan hasta el Cementerio Católico reconocen que el valor emocional de su visita se cruza con la riqueza histórica que se encuentra en cada sepultura.
Luzberio Zúñiga (66 años) comentó que al menos dos veces al año llega hasta el cementerio para visitar a su difunta esposa y otros familiares. "Vengo con nostalgia, pero debo reconocer que termino pasando un momento de recuerdo, siempre recorro los pasillos y me admiro de tantas sepulturas que son realmente una obra de arte por la belleza de su construcción. Algunas datan de principios de 1900 y ahí están. Uno inevitablemente piensa cómo serían sus vidas en esos años, también uno nota que existe un quiebre al interior del mismo cementerio, que se percibe en los años de las sepulturas, ya que los que están de la mitad hacia atrás, pensando en la salida por Barros Arana, tienen fechas más actuales. La forma de las tumbas también es diferente", dijo el adulto mayor.
Exequiel Seguel (75 años) destacó la belleza y cuidado del cementerio donde su familia tiene su última morada desde hace décadas. "Creo que mi primer familiar fue sepultado acá en la década de 1920, aunque no podría decir dónde está su tumba. Era lo que recordaban mis abuelos y mis padres, que también están acá. Lamentó que siendo tan rico en historia y patrimonio no esté considerado como tal a nivel nacional. No tiene nada que envidiarle al Cementerio General o Católico de Santiago que, claro, son mucho más grandes en extensión, pero tienen una belleza patrimonial similar al de Osorno", precisó Seguel.
Teresa Bohle (54 años) considera que los cementerios son un reflejo de las ciudades, ya que a través de sus tumbas se conoce la historia.
"En la comuna hay varios cementerios y en los alrededores igual, pero sin duda el Católico es el que mayor belleza tiene, sobre todo en sus primeras hectáreas con esas enormes estructuras familiares que hablan también de la riqueza que tenían en su momento las familias osorninas, porque si tienes para construir un tumba que parece una casa, tienes muchos recursos. A medida que avanzas hacia los costados o el área más cercana a calle Barros Arana se percibe mayor austeridad, pero no por eso las tumbas son menos bonitas. Creo que como a muchas cosas en la ciudad no le sacamos partido ni generamos interés turístico", dijo la mujer.
Una casa de todos
El sacerdote Cristián Cárdenas, párroco de la parroquia San Mateo y actual administrador de la Diócesis local, explicó que lo más importante es que el Cementerio Católico desde siempre ha sido un lugar para sepultar a las personas sin importar su credo, condición social, educación o raza.
"Desde sus inicios lo más importante fue darle la posibilidad a las personas, en igualdad de condiciones, de tener un lugar donde su cuerpo pueda ser sepultado, pensando que hubo un largo tiempo donde la gente campesina, las familias más pobres, no contaban con esa posibilidad. Estamos hablando de hace muchos años atrás. Para nosotros lo más importante es que las personas que visitan a sus familiares encuentren un lugar bien cuidado, seguro y con la espiritualidad necesaria para estar junto a Dios acompañando a quienes ya no están", explicó el sacerdote.
Reconoce que el recinto tiene un valor patrimonial e histórico importante, porque así lo han manifestado los usuarios. "Ese es un valor agregado al verdadero sentido de un cementerio y agradecemos que la gente le otorgue este valor, porque también es parte de la ciudad y así lo vemos como iglesia", precisó.
Ismael Rivera, arquitecto de Osorno, argumentó que los cementerios son reflejo de la historia de las ciudades y una manera de ver cómo la necesidad de las personas de rendir tributo a sus difuntos ha ido cambiando.
"En un principio, cuando surgieron los cementerios, lo que buscaban muchas personas era dejar un testimonio terrenal de determinada persona o familia, por eso mismo contrataban arquitectos para diseñar y construir mausoleos, verdaderos monumentos que se pueden ver en los cementerios, en este caso en el Católico de Osorno. Ese cambio en el tiempo lo podemos ver en los parques donde existe sólo una lápida en el suelo con un nombre o simplemente un ánfora", comentó el profesional.
Agregó que los cementerios son similares a las maquetas de las ciudades y su natural evolución. "Lo podemos ver en este caso puntual en el Católico: al ingreso tenemos estas grandes e imponentes sepulturas y a medida que pasan los años -avanzando en el propio recinto- se van reduciendo los espacios, se termina en varias personas sepultadas en una misma estructura (nichos) y vemos que esto se define económicamente, porque la muerte también está vinculada con el dinero", explicó Rivera.
A su juicio, este valor patrimonial, histórico y emocional tiene un enorme potencial turístico para la ciudad, algo que no se ha desarrollado y se replica en muchos otros puntos que tienen valor agregado para la comuna.
"La importancia de los cementerios es que uno puede leer la historia, aunque sería mucho más rica en su aporte a la comunidad si tuviera una interpretación, es decir, señalética explicativa de los años de las sepulturas, recorridos turísticos contando la historia del recinto, entre otros detalles que permiten que la gente se acerque al pasado más allá de solo decir 'que bonita la tumba'", manifestó el arquitecto.
Lo importante es que las personas logren encontrar un relato de historia, de arquitectura y de relación con la muerte al visitar el cementerio.
"En otras ciudades se hace y es un atractivo muy visitado y valorado. Sería interesante contar primero con la ayuda en este caso de quienes lo administran para realizar el catastro de tumbas, la ubicación de las mismas, sus características, entre otros detalles. Eso favorece a que las autoridades comunales, por ejemplo, piensen en incorporar este tipo de circuitos, ya que también está cerca el Cementerio Alemán. El patrimonio está, pero es importante darle más herramientas a la comunidad para que sea un aporte", enfatizó el arquitecto.