La educación atraviesa una de sus crisis más profundas, y se ha agudizado por los efectos de la pandemia en relación al cierre de escuelas, retrasos en el aprendizaje y deserción escolar. Una de las principales alertas es la tasa de inasistencia de los alumnos.

Según un estudio del centro Libertad y Desarrollo, en 2022 la asistencia promedió 84,6%, una cifra menor al 90,4% que se registraba en 2018, antes de la emergencia sanitaria, o a la de marzo de 2019, que superaba el 92%. La más afectada es la enseñanza preescolar, que registra una asistencia de sólo 77,4%. También el informe indica que es alarmante que el año 2022 hubo un 37,3% de estudiantes con "inasistencia crónica", lo que se traduce en más de 1,1 millones de alumnos que no concurren a clases en forma regular. Si se considera que el requisito para pasar de curso es tener un 85% de asistencia, de aplicarse la norma de manera estricta, quiere decir que casi cuatro de cada diez alumnos tendrían que haber repetido.

Hace unos días el Ministerio de Educación informó que a marzo de este año 711 mil estudiantes cuentan con inasistencia grave a clases, y si bien esto es preocupante, al menos muestra una mejoría si se compara con la de 2022 durante el mismo periodo, donde 1,1 millón de alumnos no asistieron a sus establecimientos educacionales. Sin embargo, para la fundación sin fines de lucro Acción Educar, los datos no son una buena señal, porque implica perder más del 15% de las clases impartidas

La deserción es un problema que siempre ha estado presente, pero que se agudizó con la pandemia y es necesario reforzar el trabajo para evitar que los estudiantes sigan abandonando el sistema.

¿Madre? En un contexto biológico; individuo de sexo femenino que tiene descendencia directa. Se utiliza para miembros del reino animal. La madre, desde una perspectiva cultural, constituye un elemento en la crianza de los individuos. El desarrollo fisiológico en el ser humano se complementa con la crianza familiar que posibilita el crecimiento integral ante la desventaja biológica con respecto a otras especies animales que no necesitan de cuidados extras para lograr sobrevivir por si mismos durante los primeros momentos de vida; por el contrario, los humanos necesitamos años de cuidados por parte de los padres, lo que establece de manera importante la prolongación del vínculo del apego que las madres humanas tienen sobre sus hijos.

¿Y a pito de qué pobre resumen wilkipedico con ínfulas de tratado filosófico acerca de tema tan manoseado como el Día de la Mamá? Bueno, a pito de que ser mamá hoy día es muy confuso.

Para empezar, está la condición animal y la humana. En la animal, las madres no educan solo crian, porque el animal no rompe reglas, no se pone estúpido, no mata por matar, crece siguiendo la naturaleza. En la condición humana, en cambio, se debe educar.

¿Educar? Listo, aquí si que se avinagra el artículo. Educar del latín "ducere" que significa guiar o conducir. Enseñar a temprana edad valores, costumbres y formas de actuar que permitan a un individuo vivir en sociedad.

¿Vivir en sociedad? Sin duda, de todas las madres humanas hay una muy surtida y diversa capacidad/calidad para "educar a la cria". Al respecto y sin ánimo de pelambre, ¿cuántas madres conoce usted que más allá de ejercer el rol de la crianza se dedique a formar a un ser humano?

Aquí entre nos, por ejemplo, ¿qué tipo de madre habrá tenido Hitler o Stalin, Nicolás Maduro, los hermanos Castro o Daniel Ortega? ¿Cómo será la mamá de George Soros o de Bill Gates?, ¿de nuestros parlamentarios?, ¿o de los antisociales?, ¿y de los flamantes electos?

Parece que hay varias mamás que no merecen un saludo muy efusivo, pero hay muchas más que merecen un gran saludo. ¡Salud por ellas!