Los laboratorios farmacéuticos están en la búsqueda de nuevos medicamentos que ayuden a tratar y sanar diversas enfermedades. Hace poco se dio a conocer un estudio que alerta los efectos adversos en pacientes de un medicamento contra el Alzheimer, aprobado en Estados Unidos. Y al ser publicado en distintos medios comienzan los cuestionamientos a los laboratorios y la industria en general.

Lo que se debe entender es que el desarrollo y la producción de un medicamento pasa por distintas etapas antes de ser aprobado por la autoridad sanitaria y así recién puede comenzar su comercialización. Es aquí donde la farmacovigilancia entra en acción. La Organización Mundial de la Salud la define como "la ciencia y las actividades relacionadas con la detección, evaluación, comprensión y prevención de los efectos adversos de los medicamentos o cualquier otro posible problema relacionado con los fármacos".

En Chile, existe el Programa Nacional de Farmacovigilancia integrado por diversos profesionales y organizaciones. Su objetivo es velar por la seguridad de los pacientes, a través de la vigilancia y evaluación de los beneficios y riegos de los fármacos.

En este sentido, Elmer Torres, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos A.G., plantea que la industria tiene un compromiso con la seguridad y eficacia de sus productos y cada uno de los laboratorios tienen personal calificado designado a la farmacovigilancia.

El medicamento contra el Alzheimer había sido aprobado en una fase experimental y, claro, ahora se está midiendo algunos efectos contrarios, pero aún queda mucho por investigar y demostrar. No es un retroceso, sino un avance para la ciencia que nos acerca a encontrar una cura para esta enfermedad.

Durante la semana pasada se desarrolló en Santiago la "Primera Conferencia Ministerial sobre Sistemas Alimentarios de Bajas Emisiones", organizada por Chile y España con el apoyo del Global Methane Hub.

Con la participación de más de 24 países, e instituciones relevantes a nivel internacional como FAO e IICA, se pudo generar un espacio de encuentro para analizar la situación actual y las posibilidades de mitigar y frenar las emisiones de metano de nuestro planeta.

La Corporación de la Carne pudo participar en mesas de trabajo con el sector privado, en el marco de esta destacada instancia.

En primer lugar, es interesante observar cómo la opinión internacional comienza a centrarse principalmente en las emisiones de metano, más que en los balances totales de carbono. Ello, por una parte, resulta complejo de entender, ya que siempre es importante saber si nuestros sistemas son neutrales, o incluso si son capaces de capturar carbono. Es uno de los temas que fue ampliamente conversado.

En relación al metano emitido por el ganado, la verdad es que como sector ganadero quedamos con un sentimiento de orgullo, que también implica por supuesto un desafío para un mejoramiento constante. Porque todas las prácticas de mitigación y disminución de metano ya están presentes en Chile: uso de biodigestores, compostaje, mejoramiento genético para obtener animales más eficientes en conversión, y por ende, capaces de emitir menos cantidad de metano ruminal. Y, por sobre todo, modelos de producción que acorten los ciclos, lo cual disminuye el tiempo de emisión de metano.

Las iniciativas que desarrolla el sector ganadero, tanto en las líneas de machos de lechería, como las investigaciones de nuestros socios relacionadas con uso de algas y otros manejos nutricionales para reducir metano ruminal van completamente en la línea.

Quizás el punto de inflexión relevante para la ruralidad, fue la necesidad de incorporar variables sociales para poder apoyar el emprendimiento y la innovación sustentable. En este sentido, el presidente de IICA, Manuel Otero, recalcó la oportunidad que representa la ganadería para brindar soluciones a los desafíos medioambientales. Y que para ello, es imprescindible que la rentabilidad esté presente, para que las familias ganaderas puedan desarrollarse.

En conclusión, debemos seguir trabajando, y destacar los avances positivos que se han generado en los últimos años, vamos por el camino correcto. Con los apoyos adecuados, la ganadería puede ser una solución al problema medioambiental en Chile.