Inversión en riego
Recursos han permitido incrementar la superficie regada y también la ejecución de una mejor agricultura. Chile será al 2040 el único país latinoamericano con estrés hídrico alto debido a la forma cómo se gestiona el agua.
La Comisión Nacional de Riego ha destinado fuertes inversiones en los años recientes para la bonificación de proyectos de riego tecnificado y obras civiles, entre otros proyectos, lo que permitió incrementar la superficie regada y también la ejecución de una mejor agricultura. Los dineros se han canalizado a través de diversos concursos que dispone durante todo el año la comisión para regantes, agricultores y organizaciones de usuarios.
Es evidente que ha habido un cambio en el régimen de lluvias, porque cuando en invierno caen precipitaciones fuertes, se concentran en muy poco tiempo, por lo que el agua escurre superficialmente y no se infiltra para recargar los acuíferos. Eso parece explicar los problemas que hay en la captación de aguas subterráneas, especialmente cada verano. Hay que considerar también que los procesos de urbanización han ido modificando los patrones de drenaje de los terrenos, lo que reduce la infiltración, el agua no se absorbe y -por el contrario- hay más posibilidades de desbordes de los ríos.
Chile será al 2040 el único país latinoamericano con estrés hídrico alto debido a la forma cómo se gestiona el agua y a la falta de gobernanza. La megasequía exige actuar rápido para avanzar hacia una solución. El cambio climático es una realidad innegable. Y mientras nuestra zona enfrenta el déficit de lluvias desde hace casi una década, en el norte de Chile, la desertificación avanza sin cesar. Son situaciones que deben llevarnos a enfrentar esta realidad. Es un trabajo que puede tener muchas dimensiones. Primero, la comunidad científica y académica, a través de propuestas tecnológicas que impulsen una agricultura sustentable y capaz de enfrentar el cambio climático, mientras el Estado busca asegurar estándares ambientales y entregar el apoyo necesario para mejores prácticas que hagan sostenible la conservación y recuperación de suelos. También las personas en todo ámbito deben tomar conciencia del impacto que puede provocar cualquier actividad que realizan, más si se trata de aquellas reconocidas como atentatorias contra el medio ambiente. El cuidado del agua nos compete a todos y debe partir desde la base, en cada hogar.