Héctor Abad indaga en el corazón de la soledad
Héctor Abad ("El olvido que seremos") regresa con la vida del padre Luis Córdoba, quien dice que el mayor sacrificio de un religioso no es el celibato, sino que renunciar a la paternidad, de lo cual se da cuenta durante una grave crisis de salud.
La anterior novela de Héctor Abad, "El olvido que seremos", fue llevada al cine por Fernando Trueba en 2020 y fue seleccionada por el festival de Cannes. El mismo año ganó un Goya.
Un sacerdote descrito como "un gigante" espera un trasplante de corazón, por lo que no debe realizar esfuerzo físico, como subir y bajar las escaleras de la casa que habita junto a sus pares. Por esto, el padre Luis Córdova se va a vivir con una devota cuyo marido la dejó por una mujer más joven, junto a sus dos hijos. El hombre se hace cargo de la parte financiera, pero el religioso comienza a experimentar la paternidad hacia los niños, sumado a la hija de la empleada, quien es madre soltera: el amor conyugal abrazado por la fe y -el miedo, al fin- es la columna vertebral de "Salvo mi corazón, todo está bien", del colombiano Héctor Abad Faciolince, también autor de "El olvido que seremos", y "El amanecer de un marido". Habitualmente escribe en el diario "El País" , de España.
-Es conocida su cercanía con el clero debido a su tío abuelo obispo y su educación católica. ¿Cuánto de esto influyó en la historia del padre Córdova?
-Es una cercanía como la que tienen los boxeadores o los luchadores. Hay cercanía porque siempre hemos estado agarrados, no propiamente en un abrazo. No creo en Dios, estoy a favor del aborto, me expulsaron de la universidad por escribir contra el Papa, la posición de la Iglesia sobre la homosexualidad me parece abominable, lo mismo la discriminación de las mujeres, a quienes no se considera capaces o aptas para ser curas. Si por cercanía quiere decir que conozco al clero, es verdad. Y precisamente porque los conozco pude escribir un libro en que el narrador es sacerdote y el protagonista también. Más bien diría que mi abominación por el clero no me influyó en la escritura de esta novela. Escribí con amor sobre personas que han escogido una profesión o han seguido una vocación con la que no simpatizo en lo más mínimo. Pero una cosa es la Iglesia Católica como institución, y otra algunos de sus representantes. Los dos que yo escogí me caen bien, los quiero, me parecen buenos, y por eso escribí con gusto sobre ellos. Me gusta ir contra la corriente, incluso contra mi propia corriente.
-En la novela hay una aclaración sobre que el texto podría estar basado en la historia de un amigo sacerdote suyo y que si alguien lo pensara, estaría en lo cierto. Incluso cita su nombre. ¿Cómo cree que leería él esto, debido a las observaciones sobre el amor y el sexo que realiza el protagonista?
-Es una novela, no una biografía. Es verdad que el protagonista se inspira en una persona real, pero las observaciones sobre el amor o sobre el sexo son del personaje de la ficción, no de la persona en la que me inspiré. De la persona real son las críticas de cine, su pasión por la ópera, por la amistad, por la belleza. Lo demás es ficción. Es el género novela, precisamente, el que me permite llevar hasta los límites más hondos de la especulación lo que se puede esconder en el corazón humano, incluso en el corazón de un cura enfermo del corazón.
a corazón abierto
-¿Cómo sigue su corazón? Pregunto por la enfermedad que confiesa en los agradecimientos.
-Mientras estaba escribiendo sobre un personaje que está esperando un trasplante de cora-
Valeria Barahona
"Mientras estaba escribiendo sobre un personaje que está esperando un transplante de corazón, me enfermé".
Daniela Abad