Las autoridades de Salud han reiterado a los turistas la necesidad de ser cuidadosos al llegar a cabañas que han estado cerradas y que por falta de limpieza y ventilación podrían contener el virus hanta. En la presente temporada los casos podrían elevarse en comparación con los años anteriores, en la medida en que las personas han comenzado a retomar las vacaciones hacia sectores rurales.

De ahí que se ha llamado a la prevención, considerando que en 2019, es decir, en el período previo a la pandemia y de condiciones similares a las actuales, hubo 64 casos de infección por el virus en el país. El Ministerio de Salud ha pedido que las familias eviten conductas de riesgo, como internarse en matorrales o recoger frutos silvestres. Los llamados están dirigidos a dos grupos sobre todo: aquellos que viven o trabajan en el campo y las familias que van de camping o paseos al aire libre, para que no se expongan al posible contacto con ratones o sus desechos, con el fin de evitar el contagio.

El hanta es una patología que incluso produce muertes. Por ello las personas deben conocer las medidas preventivas antes de salir de paseo o de vacaciones a sectores rurales, que van orientadas al buen manejo de la basura, a evitar que haya maleza afuera de las casas y a manejar bien los alimentos.

El hanta es una enfermedad viral que se transmite al ser humano desde el ratón de cola larga, a través de la inhalación de olores de la orina de roedores contagiados. Al ser un roedor silvestre que en el país habita en zonas rurales desde las regiones de Coquimbo hasta Aysén, el mayor riesgo lo tienen quienes viven en los campos y quienes por actividades recreativas van a esos lugares, especialmente en primavera y verano. Pero el período más complejo de la enfermedad se da entre enero y marzo, cuando las familias salen de vacaciones.

Los especialistas han reiterado la necesidad de identificar situaciones de riesgo y mantener el cuidado en el manejo de las basuras, la conservación de los alimentos y comportamientos en el sector rural. La prolongada sequía de los últimos 13 años ha influido, además, para que en algunas zonas el ratón de cola larga se acerque más a las áreas pobladas en busca de agua y alimentos, aumentando el riesgo en sectores rurales.

La Organización Mundial de Sanidad Animal define perro asilvestrado como "perro doméstico que ha vuelto al estado silvestre y ya no depende directamente del ser humano". Curiosamente nuestra Ley de Tenencia Responsable "Ley Cholito" no define lo que se entiende por "perro asilvestrado", sino que define lo que se entiende por: mascota, animal abandonado, perro callejero, perro comunitario, animal perdido y animal potencialmente peligroso.

De acuerdo a los conceptos de la ley, perro abandonado es "toda mascota que se encuentra sin la vigilancia de la persona responsable, que deambula suelto por la vía pública o todo animal que hubiese sido dejado en situación de desamparo"; el perro callejero es aquel que tiene dueño (pero no hace "tenencia responsable") y el perro comunitario no tiene dueño particular, sino que es mantenido por varias personas en un espacio público; el animal perdido y el potencialmente peligroso, suponen la existencia del dueño. Por otra parte, la misma normativa dispone que su dueño será responsable de las mascotas, poseedor quien tenga al animal bajo su cuidado y que corresponde a las municipalidades velar por el cumplimiento de esta normativa, todo lo cual nos da una ida más clara sobre el responsable en caso de que existan daños asociados a los perros abandonados. En primer lugar responde el dueño, por el abandono y por los daños que sus animales causen, también responderán los "dueños comunitarios", que son los que alimentan regularmente a los perros que viven en espacios públicos.

Pero entonces, ¿quién responde cuando no existe un dueño conocido?. Responden las Secretarías Regionales Ministeriales (seremías) de Salud y los municipios, que como garantes de la aplicación de esta normativa, eventualmente pueden ser responsables por falta de servicio, de los perjuicios que causen todos aquellos animales abandonados por sus dueños y que ahora deambulan sueltos y sin control. Así quedó de manifiesto en un reciente fallo de la Corte Suprema, que confirmó la sentencia que ordenó al Fisco y a la municipalidad de Villarrica indemnizar con $23.000.000 a madre y niña mordidas por un perro callejero.

Juan Cristóbal Grunwald, asesor jurídico de Agrollanquihue A.G