Mujeres en el campo tecnológico
Hay áreas en que la participación femenina es menor que la de los hombres, como en las ciencias y la tecnología. Pocas empresas cuentan con políticas de igualdad de género en el reclutamiento y selección.
En 1990, la fuerza laboral femenina en Chile alcanzaba un 31%y previo a la pandemia de covid promediaba el 48%, aunque fue uno de los segmentos más afectados por el desempleo y las alteraciones que ha sufrido el mercado laboral con la crisis sanitaria y las nuevas presiones que tensionan la economía nacional y mundial.
Sin embargo, y considerando el crecimiento económico del país en las últimas décadas, es todavía una de las participaciones más bajas entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde). Además, persiste la brecha laboral y salarial entre hombres y mujeres.
Asimismo, hay áreas en las cuales la participación femenina es menor que la de los hombres, como es el caso de las ciencias y las empresas ligadas a las tecnologías. Por ello, con el fin de obtener información relevante sobre la participación de mujeres en el área de tecnología e identificar las capacidades requeridas, ONUMujeres encargó hace un par de años el desarrollo del estudio "Radiografía de las mujeres en el sector tecnológico en Chile: Diagnóstico y recomendaciones". En una encuesta a 140 empresas que usan tecnología en Chile, se determinó que el 81,4% de ellas declara tener menos del 40% de mujeres en el área tecnológica. Mientras que el 72,2% de las empresas de base tecnológica asume contar menos de un 40% de mujeres como colaboradoras.
Se determinó también que pocas empresas cuentan con políticas de igualdad de género en el reclutamiento y selección.
Las habilidades y empleos en empresas Stem (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas) son fundamentales para que los países logren la reactivación, pero las mujeres no tienen una mayor presencia en ellas, disparidad que comienza a edades tempranas y abarca ámbitos tan amplios como la investigación, el desarrollo de las carreras profesionales y el acceso a los empleos generados en estas áreas. Es necesario invertir en educación, formación inicial y diversificar sus opciones de estudio y oferta laboral para lograr una mayor equidad de género.