(viene de la página anterior)
ahorro para la vivienda con un aporte mínimo de 10 UF ($320 mil), estar inscrito en el Registro Social de Hogares (RSH) y no superar el tramo de calificación socioeconómica del 40% más vulnerable de la población, entre otros.
A través del relato de tres familias osorninas que llevan meses de búsqueda sin éxito, este medio quiso plasmar la dura realidad de estar tan cerca de cumplir el sueño de la casa propia y no poder materializarlo.
Búsqueda sin éxito
Lisette Saldivia (24 años) vive junto a su pareja Cristián (29 años) y su hijo Gerardo (2 años) en una pequeña vivienda que arriendan en Rahue Alto. Desde hace más de un año que buscan una propiedad para comprar con el monto del subsidio DS49 que se adjudicaron.
"La verdad es muy frustrante, porque en nuestro caso tenemos $32 millones, pero es imposible encontrar una casa que cumpla con los requisitos por ese valor. Hemos tenido experiencias muy malas porque nos han llegado datos de casas pero que están en muy mal estado, no se entiende que las quieran vender en más de 30 millones cuando a todas luces no lo valen. En otros casos, los dueños no están interesados en vender con subsidios, entonces por más que buscas no tienes muchas opciones", explicó la joven.
Agregó que tampoco cumple con los requisitos para optar a un subsidio que se complemente con un crédito hipotecario, debido a que no cumple con los requisitos que exige la banca para aprobarlos como es la antigüedad laboral, renta, entre otros.
"Somos muchas familias las que estamos en esta misma situación y en la pandemia el tema se complicó más porque las casas se dispararon, la banca endureció sus políticas crediticias y la cesantía se disparó. No pierdo las esperanzas, pero la verdad que a veces sientes que es un abuso igual de las personas cobrar tan caro por una propiedad que saben no lo vale. En Chile parece que son más los condenados a arrendar o estar de allegados por siempre, porque cumplir el sueño de la casa propia es cada día más complicado", reconoció la joven madre.
Marcela Vásquez es madre soltera de dos hijos -14 y 18 años-, con quienes vive en una pequeña cabaña interior que arrienda en el sector de Francke. "Me divorcié en el 2015 y la vida de mis hijos y mía cambió. Quedamos sin casa ya que vivíamos junto a mis ex suegros. Entonces me di cuenta que requería algo mío. En eso estaba cuando llegó la pandemia, quedé cesante y perdí la antigüedad laboral por lo que no soy apta para créditos hipotecarios. Tengo la opción de subsidios de vivienda sin deuda, pero no encuentras nada por menos de $40 millones para comprar y los montos del beneficio son mucho más bajos. Años buscando y nada", detalló la mujer de 48 años.
Agregó que ha querido por diversas vías, pero ha sido un desastre: "primero intenté con un comité que fue una estafa; postular de forma individual es la opción, pero en Osorno comprar una casa resulta una locura por el valor que le da la gente. Incluso en los barrios que no son precisamente los mejores, una casa pareada de madera cuesta más de $35 millones, ¡una locura!", sostuvo.
A su juicio, sería bueno que el Estado apoyara en las gestiones como una especie de listado de viviendas que están aptas para ser compradas y que cumplen con los requisitos, porque como en todo -añadió-, mucha gente quiere hacer un negocio con los más pobres.
"No somos solidarios o al menos justos, siempre buscando sacar algún beneficio personal jodiendo a otros. Y lo digo por los dueños que venden unas casas pésimas a precio de oro", comentó Vásquez.
Sin opción bancaria
Pamela Méndez (45 años) es madre de cinco hijos, cuatro viven con ella en una casa que arrienda en Rahue Alto. Lleva un año buscando comprar una vivienda por los $21 millones que le asignaron como parte del subsidio DS49 que se adjudicó.
"No logré entender por qué nos asignaron un monto tan bajo, la única explicación es que mi hija estudia en la universidad, pero lo hace con gratuidad, entonces es muy raro; pero bueno, ya he intentado optar a más, pero me dicen que no es posible. Después de ese primer golpe comenzó la agonía de buscar una casa que esté acotada a ese valor y, por supuesto, no encuentro nada. Lo que comenzó como un sueño ya está siendo una pesadilla, porque te sientes totalmente al margen del sistema", explicó la asesora del hogar.
Precisó que no tiene ninguna chance de acceder a un crédito hipotecario, ya que sus trabajos son esporádicos y cuenta con antigüedad laboral o renta promedio que le permita al menos ser sujeta de evaluación.
"Llego al banco y me dicen cero opción… de entrada. Pregunté en el Serviu si era posible que la diferencia del subsidio la pudiera pagar mediante cuotas mensuales como un arriendo, pero no existe esa alternativa. Entonces cómo voy a encontrar una casa por $21 millones, si todas las que ofrecen están muy por sobre ese valor, hablamos de $40 millones. Me resulta muy complicada la lógica ya que somos miles de personas que arrendamos y todos los meses estamos pagando lo de otros, pero aun así no somos sujetos de hipotecario que es lo mismo pero invirtiendo para uno. Si es un negocio, redondo porque muchos que hoy venden las casas en $40 millones las compraron con subsidio hace 10 años atrás. La venden y postulan otra vez", remarcó la mujer.
Francisco Toro (35 años) lleva más de un año buscando una casa para comprar con el subsidio DS49 que se adjudicó su esposa Sandra.
"Tenemos dos hijos y estamos vivienda en la casa de mis papás en el campo, porque el arriendo lo subieron de tal forma que resultó impagable. Hemos dejado los pies en la casa recorriendo, ponemos avisos en las redes sociales donde vemos que no somos los únicos y nos damos vuelta entre las mismas casas sobrevaloradas, donde los dueños están locos, piden millones por unas que se caen a pedazos", reflexionó.
Según su experiencia, edificar una vivienda en el campo tampoco es opción, porque sus niños estudian en Osorno y él trabaja en la ciudad, lo que encarece los gastos de movilización.
"La verdad, me siento tan
"No logré entender por qué nos asignaron un monto tan bajo, la única explicación es que mi hija estudia en la universidad, pero lo hace con gratuidad"
Pamela Méndez