Las primeras familias que se aventuraron a repoblar Osorno
En 1794, luego del Tratado de Las Canoas, el gobernador de Chile, Ambrosio O'Higgins, inició las gestiones con España para reconstruir la ciudad y también para traer a los nuevos vecinos. En primera instancia llegaron personas de Valparaíso, Valdivia y Chiloé. Luego se sumaron de la zona central y de Perú. El 13 de enero se cumplieron 227 años.
Ya descubiertas las ruinas de Osorno en 1792, cuya toma de posesión estuvo a cargo del capitán español Tomás de Figueroa, el proceso de repoblación se inició inmediatamente con la construcción del fuerte San Luis (hoy llamado Reina María Luisa) y por orden del gobernador de Chile, Ambrosio O'Higgins, se realizó el famoso Tratado de Las Canoas (8 de septiembre de 1793) para obtener la cesión de las ruinas de Osorno y terrenos adyacentes.
En la cita participaron los caciques Catriguala, Iñil y Caniú de Rahue; Colín de Quilacahuín, Naipag de Los Juncos y Juan Calvugur, cacique-gobernador de Dagllipulli. Por el lado español estaban presente el subteniente Julián Pinuer, el padre Francisco Javier de Alday y el comisario de naciones Francisco de Aburto,
En aquella crucial reunión se logró el dominio colonial español desde la junta de los ríos Las Canoas y De las Damas hacia la cordillera de Los Andes; y desde el río De las Damas hacia el norte (por Remehue). También quedó establecida la instalación de las misiones de Quilacahuín y Coyunco.
Luego del Tratado de Las Canoas, O'Higgins informó a la corte en España sobre la recuperación de las ruinas de Osorno y las gestiones que estaba realizando para su restauración. El rey Carlos IV aprobó el trabajo del irlandés y le encomendó encargarse personalmente de la repoblación de Osorno.
Al año siguiente, el 16 de septiembre de 1794, desde España autorizaron el plan propuesto por el gobernador O'Higgins y también invertir, a cuenta del erario real, las cantidades que que "se juzgasen necesarias para la misión".
Los primeros vecinos
Lo administrativo iba por buen camino, no obstante, faltaba lo más importante: los nuevos habitantes de la ciudad. Por ello, O'Higgins pidió a los subdelegados de Quillota, Melipilla, Rancagua y Colchagua nóminas de familias que quisieran trasladarse a Osorno.
Como atractivo para venir a instalarse a tan lejana ciudad en medio de los bosques, el gobernador ofreció en los bandos que se distribuyeron en la delegaciones, un solar en la ciudad para cada familias, 25 cuadras de tierra para cultivo, herramientas de labranza y raciones de alimentos por todo el tiempo que fuese necesario. Y también la libertad para comerciar sus producciones en Valdivia y Chiloé. El mismo O'Higgins ordenó trasladar desde su hacienda Las Canteras, en Los Ángeles, 50 yuntas de bueyes para distribuirlas entre los primeros vecinos.
Fue así como en noviembre de 1794 salieron desde Valparaíso, en la fragata Santa Bárbara, las primeras cuatro familias con sus hijos, más tres hombres solteros, con destino a Osorno. Entre ellos estaba el español Bernardo Maragaño con su esposa Dolores Orellano, junto a sus tres hijos, cuya familia está presente hasta el día de hoy en Osorno.
Desde Valdivia también quisieron participar en el proyecto de la repoblación cuatro familias, que en ese momento se instalaron en refugios provisorios frente a la fortaleza militar a orillas del río Las Canoas.
Edificios públicos
Haber encontrado las ruinas de Osorno fue un primer paso importante, luego el acuerdo de paz con los huilliches, y lo tercero era iniciar cuanto antes los trabajos de reconstrucción.
Para ello, O'Higgins mandó a fines de 1794 al capitán José Ignacio de Arangua con destino a Valdivia, y de ahí a Osorno, con 20 mil pesos, para iniciar las obras del cabildo, iglesia y cárcel. También trajo una partida de herramientas y la orden de iniciar de inmediato los edificios públicos y la casa misional. De forma complementaria ordenó la reconstrucción de un molino en el sector de Rapaco para proveer de harina a los primeros repobladores.
Como tenía el plan de traer a vecinos de Chiloé, el gobernador le pidió al virrey del Perú la autorización de enviar 50 familias al renacido Osorno.
Mientras se concretaba aquello, en diciembre de 1795 llegaron cuatro familias valdivianas, entre ellos Julián de la Guarda (uno de los mayores hacendados entre río Bueno y Quilacahuín) y su mujer Teresa de Molina. Por tierra, y también en diciembre de 1795, vinieron desde Chiloé siete familias con sus hijos. Fueron los primeros del archipiélago en repoblar los llanos de Osorno.
Para supervisar personalmente el reinicio de la ciudad, Ambrosio O'Higgins viajó desde Valparaíso hasta Osorno el 1 de diciembre de 1795 en un convoy integrado por la fragata "Astrea" y el bergantín "El Limeno". En esos dos barcos vino también un grupo de familias de Colchagua, San Fernando y San Felipe, destinadas a conformar la nueva población de la ciudad de Osorno. Destacaron apellidos como Sotomayor, Gutiérrez y Guzmán, presentes hasta la actualidad en la sociedad osornina.
La comitiva llega a la ciudad los primeros días de enero de 1796, previo paso por Valdivia y de ahí por el Camino Real hasta Osorno. Por esos mismos días arribó por tierra un segundo grupo de chilotes, conformado por siete familias y siete solteros. Fue ahí cuando aparecieron en la zona apellidos como García, Cárdenas, Yáñez, Oyarzún, Villarroel y Becerra.
También desde Chiloé, en el bergantín El Limeño, vinieron 33 familias más, entre ellos Isidro Barría, Juan de Dios Pérez con Esperanza Silva, José Antonio Valderas con María Barrientos, Alonso Oyarzún con María Morales, Remigio Mancilla con Pascuala Gómez, y José Barrientos Jardín con su esposa Mercedes Gómez (son el tronco de toda la familia Barrientos en Osorno).
"Llegado el gobernador a Osorno (se alojó en el fuerte San Luis -Reina Luisa-) ordena hacer una nómina de los pobladores, que arrojó la existencia de 427 almas (todas instaladas en las inmediaciones del fuerte español)", señalan las crónicas.
El acto solemne
Y así llegamos al 13 de enero de 1796, donde se realizó el acto de la repoblación. Según los antecedentes de la época, la ceremonia se hizo en la plaza mayor (actual plaza de Armas) con todos los nuevos vecinos presentes, más el obispo de Concepción, Tomás de Roa y Alarcón, que viajó especialmente para la ocasión. El prelado era descendiente de uno de los pobladores de la ciudad original de Osorno en el siglo XVI.
En aquella ceremonia se levantó un acta que decía: "en vista de la cantidad de vecinos reunida, y las providencias enviadas por su majestad, declaro por virtud de la autoridad que se ha servido conferirme, por repoblada esta ciudad de Osorno. Y a todos los sujetos contenidos en la lista que precede, por sus verdaderos pobladores, y que como a tales, les deben ser guardados los fueros, gracias y exenciones que su majestad dispensa a estos".
Y agrega que "hecha la unión y sociedad de dichos pobladores, debe entenderse constituida la ciudad y, por consiguiente, reintegrada en su jurisdicción en toda la extensión en que por documentos auténticos, consta haberse primeramente fundado. Los términos de esta expresada ciudad y su jurisdicción son por el sur el río de Maypué, donde termina la provincia de Chiloé; por el norte el río de Pilmaiquén; por el oeste la costa entre río Bueno y Maypué; y por el este la gran cordillera".
Superintendentes
La nueva ciudad de Osorno quedó bajo el mando directo del gobernador de Chile, aunque en su estadía en la ciudad O'Higgins nombró como superintendente de Osorno, juez ordinario y comandante militar al capitán de ingenieros Manuel Olaguer Feliú de Olorra, que estaba a cargo de las obras de reconstrucción, labores que ejerció hasta noviembre de 1796, cuando asumió el teniente coronel César Valviani, que vino desde Lima, Perú. Llegó junto con Tomás O'Higgins, sobrino del gobernador, que vino a inspeccionar las obras y comprar algunas tierras a los caciques huilliches, entre ellas los llanos de Puloyo.
Un año después, en agosto de 1797, O'Higgins nombró como superintendente de Osorno a su compatriota irlandés Juan Mackenna O'Reilly, que estuvo 12 años en la ciudad. Valviani, en tanto, fue enviado a la gobernación de Chiloé.
O'Higgins se quedó en la ciudad hasta fines de enero y luego retornó a Valdivia, donde se enfermó. En la ciudad del Calle Calle recibió la noticia de su nombramiento como virrey del Perú y desde ahí se embarcó a Lima.
En los años posteriores (hasta 1801) siguieron llegando familias repobladoras desde Valdivia, Los Ángeles, Rere, Santa Juana, Hualqui, Arauco y Maule, que constituyeron la base de la población local. Incluso, vino un grupo de ciudadanos peruanos oriundos de Cuzco, Lima, Arequipa, Huancavelica, Palcamayo y Quito. Muchos de ellos, en especial los hombres, se casaron con mujeres chilotas en Osorno.