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"Lo esencial de este tipo de trabajos y que hemos aprendido durante años, es que debe nacer de los estudiantes para que sean propuestas que tengan un valor especial para ellos. Cuando nace de ellos, se involucran y se comprometen más, porque esto implica un trabajo adicional a toda la carga educativa. Si nosotros fuéramos quienes le dieran los temas o los trabajos a tratar, probablemente desertarían todos. Ahí vamos nosotros orientando un poco conforme a los tiempos y recursos que tenemos para ver qué tan viables es. No sólo es un trabajo interno, nos vinculamos con profesionales de distintas áreas que tenemos a veces a la mano", manifestó.
Respecto a la importancia de la ciencia y tecnología en la educación, Mosqueira consideró que "en el área de investigación en nuestro país, hay una tremenda brecha en comparación con otros países de Sudamérica. Tenemos un tremendo potencial. Se necesitan investigadores, pero también hay que guiarlos, informarlos y no necesariamente hay que esperar que lleguen a la universidad", detalló.
Múltiples enfoques
Otro de los proyectos que destacó en la Feria Provincial de Osorno surgió de estudiantes del Liceo José Toribio Medina de Río Negro. Se trató de la consultora "Bioapple", integrada por Ángela Peñailillo, Yeraldine Ojeda y Benjamín Poblete, acompañados por el profesor Ramón Fuenzalida.
El grupo escogió como problema la pérdida de manzanas, ya que detectaron que de cada árbol sólo se utiliza alrededor del 10% de ellas, mientras el resto se pudre. Por ello la idea era capacitar a los pequeños agricultores para que elaboren su propio biocombustible a base de esta fruta.
Fuenzalida es profesor de Filosofía y está en el establecimiento desde 2018. No obstante, el aprendizaje en base a proyectos le permitió involucrarse en una dinámica multidisciplinaria para la resolución de problemas sociales.
"El problema que desarrollaron los estudiantes tenía sus elementos más de ciencia. Eso lo podíamos pensar desde la biología, química, pero después por la misma orientación del proyecto, por cómo se va generando, aparecieron elementos de emprendimiento. Ahí entran los enfoques económicos, administrativos, creativos y lo podemos ver desde distintas perspectivas", relató sobre esta iniciativa.
El docente ha contribuido a impulsar diferentes proyectos, siempre dejando que los estudiantes asuman el rol de seleccionar un tema de interés, evaluar su impacto y que lo puedan concretar.
"Esto significa una cierta dimensión voluntaria; hay algunos que se motivan más. La idea de ABP es que el estudiante se sienta protagonista de su aprendizaje, porque va a partir de una problemática más concreta, que lleguen a una pregunta y a partir de ahí comiencen a investigar", explicó.
Considera que este tipo de experiencias sirven para potenciar la ciencia y tecnología, igualmente ayuda a que los jóvenes vayan desarrollando una visión más compleja, que trata de apuntar hacia propuestas innovadoras.
"Se vuelve un aprendizaje más concreto, desde lo práctico y no tan abstracto. No es tomar un libro y ponerse a estudiar. Son elementos a lo mejor más insertos en la cultura local; aprender resolviendo problemas, desde el mundo real, donde se hacen preguntas y se busca desarrollar algún producto", apuntó.
"La idea de ABP es que el estudiante se sienta protagonista de su aprendizaje porque va a partir de una problemática más concreta"
Ramón Fuenzalida, Profesor