La irrupción de Halloween
Esta fiesta importada desde Estados Unidos, y ya instalada en Chile, supone lamentablemente un alto consumo de azúcar de parte de los niños. No está de más recordar el desalentador panorama que entregó el último Mapa Nutricional, con alza en la obesidad infantil.
La fuerza expansiva de la cultura de Estados Unidos ha hecho que la festividad de Halloween, la noche del 31 de octubre de cada año, avance con fuerza hacia otros países occidentales. A pesar de que es una celebración extranjera, en Chile suma cada vez más seguidores y se ha transformado en una instancia para que los niños se disfracen, recolecten golosinas y lo pasen bien. Estudios de mercado revelan que el 55% de los jefes de hogar acostumbran a acompañar a sus niños a pedir dulces, decoran la casa o entregan golosinas a quienes pasan por la casa. Por ello, la venta de dulces este mes triplica las transacciones de un mes normal.
Si bien esta festividad permite reactivar las ventas del comercio, el tradicional "dulce o travesura" de la noche del 31 de octubre genera inquietudes. Por una parte, los especialistas de la salud ven con preocupación que la ingesta desmedida de golosinas, en momentos en que se desarrollan programas de alimentación sana, genere un hábito en los niños que les afecte la dentadura. Además, no debe olvidarse que el Mapa Nutricional de 2021 de la Junaeb reveló que los niños de Chile incrementaron la prevalencia de obesidad severa en un 31%. Es un problema de salud que se presenta desde años y que las cuarentenas aumentaron.
Hace algunas décadas, los caramelos eran fabricados en base a pulpa de frutas, miel y cereales molidos y eran un alimento que entregaba mucha energía a quien los consumía. Hoy, en cambio, para la fabricación de estas golosinas se utilizan otros ingredientes, como azúcar, jarabes de caramelo, colorantes, saborizantes, aceites y ceras, etc. Los odontólogos señalan que ojalá los padres puedan introducir los dulces lo más tarde posible en la dieta de un niño, para evitar un hábito nocivo como es el consumo de azúcar, y al menos condicionarlo a un cepillado dentario adecuado. También las autoridades han advertido acerca de los riesgos que representa la compra de disfraces de mala calidad que pueden ser inflamables, sobre todo cuando se utilizan antorchas.
Es cierto que es muy difícil abstenerse de una festividad que, pese a estar alejada de la cultura nacional, ya se instaló en Chile. Pero al menos es un tema que se debería conversar en el hogar.