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Iglesia Luterana
Jeanette Schulze (70 años) y María Teresa Tippmann son dos mujeres que están marcando historia de liderazgo, transformación y construcción de lazos dentro de la Iglesia Luterana osornina y nacional.
Desde 2019 que Jeanette se transformó en agente pastoral de la Iglesia Luterana de Osorno, cargo que nació con ella y para ella en la comuna, lo cual marca un precedente nacional, donde una mujer es el apoyo directo de los hermanos luteranos.
"Claramente es un desafío que medité y conversé mucho con Dios para aceptarlo. Pero mi sueño de pequeña era ser pastora, pero siempre consciente que es un cargo de mucha responsabilidad y tampoco fácil. Para preparar los sermones tienes que hablar con Dios de forma continua y la respuesta siempre estará. La Iglesia le ha dado un rol importante y determinante a las mujeres desde siempre y un ejemplo de eso soy yo misma, mujer, divorciada y con un llamado quizás tardío por la edad, pero con el corazón y la fe intacta", explicó Schulze, madre de 4 hijos.
Relató que efectivamente siente que está siendo un referente para las mujeres de distintas edades: "una de las razones por las que tomé este camino fue justamente construir senderos para que mujeres jóvenes quieran asumir un rol femenino activo dentro de la iglesia, porque desde siempre ha sido una iglesia pionera en diversos aspectos, como darle un lugar prioritario e igualitario a mujeres y hombres de fe dentro de la organización. Mi mensaje es que Dios es todopoderoso y nos ayuda a cumplir nuestros sueños y también a seguirlos. No importa las dificultades, problemas u obstáculos que tengamos. La gracia de Dios nos ayudará siempre", expresó Schulze.
María Teresa Tippmann (50 años) desde 2006 que es administradora del Cementerio Alemán (ubicado en calle Los Carrera), cuya data es de 1866 y nunca tuvo un cargo similar, menos liderado por una mujer. Ingeniera agrónoma de profesión, casada y madre de 2 hijas, además asumió hace unos años el desafío de ser la administradora del templo Luterano ubicado en la calle Matta.
"Claramente no fue un camino fácil, porque tuve obstáculos como en cualquier trabajo que por años estuvo realizado por hombres y sin un jefe directo. Pero Dios me dio la fortaleza y sabiduría para hacerlo y me siento muy feliz que así sea. En el cementerio la gente llega en un momento personal de mucha sensibilidad y requiere contención y comprensión. Eso es lo que he procurado entregar siempre, escuchar y apoyar. La muerte es sólo un estado y explicarle eso a las personas entrega una sensación que permite avanzar hacia el consuelo por una pérdida que es solamente física", dijo la líder religiosa.
Sus palabras están inspiradas en las raíces de los árboles, que son la base de la formación de la vida que tendrá y que albergará. "Para que un árbol crezca y entregue buen fruto, necesita tener buenas raíces para lograr una buena alimentación a toda su estructura. Lo mismo pasa con las personas, necesitamos tener una buena base espiritual, que encontraremos en Dios siempre para que nuestro camino sea el mejor posible. No digo que será sencillo, pero siempre encontraremos la fuerza necesaria para avanzar", señaló.
Iglesia Católica
La hermana Mariela Gallegos (57 años) pertenece a la congregación Siervas de Jesús de la Caridad hace 34 años y desde hace un tiempo está en Osorno cumpliendo distintas labores sociales, como el trabajo que realizan en el comedor solidario La Ollita, que funciona en la población Quinto Centenario, además de prestar importante atención de enfermería a los más vulnerables que requieren apoyo.
"Vengo de un hogar católico y probablemente nuestros padres tenían todo un camino tradicional para nosotras. Por eso cuando les comenté que iba a ser religiosa, no lo tomaron muy bien, aunque con el tiempo me vieron totalmente feliz. He tenido una vida muy dinámica, siempre escuchando a Dios, porque en mi época de estudiante fui muy deportista, futbolista, después estuve en las Fuerzas Armadas, la Marina específicamente durante más de un año. En 1987 ingresé a la congregación y en 1990 consagré mi vida a Dios", explicó la hermana.
Agregó que sitió el llamado de Dios con firmeza a muy temprana edad, por lo que se entregó con felicidad.
"Mi vocación siempre fue la enfermería, cuidar a los más necesitados, estar junto a quienes requieren apoyo espiritual y me han tocado cosas muy fuertes. Pero todo eso lo he podido realizar con el señor a mi lado, siguiendo su voluntad. Estamos insertos en una sociedad y todos tenemos un propósito, el mío es servir a Dios. Las personas requieren respuestas y claro que muchas veces nos preguntan por qué no nos casamos o tuvimos hijos, y la respuesta es simple: porque amamos a Dios y al prójimo y decidí en plena libertad escuchar al Señor", manifestó la monja Sierva de Jesús.
Agregó que es lógico que existan muchas interrogantes, pero durante sus años de servicio a Dios siempre ha sido tratada con respeto, cariño y mucha atención para canalizar ayuda. "Todos tenemos un don especial en la vida y un rol distinto que cumplir, no hay ninguno más importante que otro. Todos esos caminos son trazados por nuestro Dios y en mi caso fue la vocación de servir. Como mujer estamos entregadas a la vocación y somos felices. Todos los seres humanos encontraremos siempre la felicidad y la paz en Dios y eso es lo fundamental, porque Dios nos ama a todos por igual", indicó.