En las últimas décadas, la sociedad se ha vuelto muy permeable al consumo, estimulada por las tendencias, las modas, el impulso de viajar, las facilidades que ofrecen los sistemas de endeudamiento, como tarjetas de créditos bancarias y comerciales, así como el expedito acceso a los préstamos y avances en dinero. Asimismo, es frecuente que a los jóvenes universitarios se les ofrezcan productos bancarios, lo que constituye un riesgo si se considera que aún se encuentran estudiando, no generan ingresos y dependen económicamente de sus familias, lo que supone que ingresarán al mercado laboral con compromisos financieros ya contraídos.
Por otra parte, está el endeudamiento de personas de la tercera edad, que muestra más tendencia a caer en el incumplimiento de pagos, la gran mayoría de los cuales no corresponde a la existencia de créditos hipotecarios, automotores o de consumo, sino al recurrente avance en dinero que obtienen en tiendas comerciales y supermercados, que se utilizan para la adquisición de medicamentos, alimentos y calefacción, pero que tiene altas tasas de interés.
El endeudamiento no responsable, por sobre la capacidad de pago de las familias, ha llevado a un persistente aumento de la morosidad en nuestra Región, que se acentúa en los períodos en que se deteriora la economía y el mercado del trabajo se restringe. Así, las personas que pierden sus empleos estables deben buscar otros más precarios, que en ocasiones sirven para sobrevivir, pero no para asumir los compromisos que representa un endeudamiento excesivo.
El tema no es distinto a los dramas que viven otros miembros de la comunidad, cuyos sueldos no les alcanzan para solventar sus gastos y echan mano a las tarjetas bancarias, de farmacias y casas comerciales para llegar a fin de mes. Sin embargo, en el caso de los mayores tiene una connotación más grave.
Es importante tener muy claro los gastos fijos y saber cuál es el margen de ahorro y gasto familiar; no utilizar tarjetas de crédito en gastos pequeños y evitar aquellos que involucren pagar intereses, prefiriendo hacerlo en una o varias cuotas, pero con precio contado. Por ello, hay que actuar con moderación al asumir esos compromisos, ya sea con las multitiendas, los supermercados, las financieras o la banca.