Veinte años de labor por mayores
Senama fue creado en 2002. En dos décadas se ha avanzado hacia un enfoque de cuidados y respeto de derechos. Pero falta. Gran parte de esa población es autovalente, pero también hay muchos que requieren apoyo en el cuidado cotidiano
En septiembre se cumplirán veinte años de la creación del Servicio Nacional de Adulto Mayor, Senama. Nació con la Ley 19.828 y dependía originalmente de la Secretaría General de la Presidencia. En 2011, con la Ley 20.523, pasó a ser parte del Ministerio de Planificación, hoy Ministerio de Desarrollo Social y Familia; con unidades que funcionan en todas las regiones y que tienen la misión de velar por la aplicación de medidas estatales enfocadas en las personas mayores de 65 años de edad.
En la zona sur el desafío de esa tarea es alto. El 19% aproximadamente del total de hogares está compuesto solamente por mayores y, de acuerdo a proyecciones de las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), un 19,6 por ciento de los habitantes tiene más de 60 años de edad. En la página web del Servicio, además, se señala que el índice de envejecimiento en Chile es de 104,1.
Gran parte de esa población es autovalente, pero también hay muchos que requieren apoyo en el cuidado cotidiano y no todas las familias están en condiciones de proporcionárselos. En ese contexto es que resulta una buena noticia que existan opciones como los "Centros diurnos", espacios donde personas con dependencia leve pueden recibir cuidados sin desvincularse de sus familias. La semana pasada fue inaugurado uno en Futrono, que se suma a los ya existentes en Lanco, La Unión, Máfil y Panguipulli.
Pero más allá de contar con un dispositivo con este tipo de atenciones, es bueno detenerse en el enfoque de resguardo y apoyo que estas entidades tienen, uno que ha evolucionado a conciencia colectiva sobre las necesidades de los beneficiarios y su entorno.
También la invitación es a promover una política pública transversal de buen trato, que incluya a la comunidad y que vaya desde atención preferente en las atenciones, hasta prevención atenta del maltrato y buen uso de las palabras, para no infantilizar o subestimar el vínculo. Junto con ello, la meta es también relevar sus historias como ejemplos de vida. Estos ideales impulsaron la creación del Senama hace dos décadas. Hoy siguen teniendo eco. Aunque falta todavía para profundizar un enfoque de derechos.