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Historia y democracia
Uno de los triunfos de la democracia moderna y de sus instituciones es el principio de la igualdad ciudadana y el resguardo de sus derechos. Con más o menos incidencia, las democracias liberales reconocen necesario el poder coercitivo del Estado para el desarrollo armónico de la sociedad, en la demarcación legal y su fiscalización.
Ya desde el siglo XVII, no obstante, también se distingue la necesidad de limitar su poder, especialmente en contextos de elección, fundamentales en la deliberación y la legitimación de la democracia. ¿Cuál es el rol del Estado en dichos momentos?. Asegurar las condiciones para que campañas, debates y escrutinio se ejecuten con seguridad, igualdad de condiciones, sin coerción y sin cohecho.
Gobiernos han usado el argumento de la información, la seguridad interior, la estabilidad de proyectos y el sustento de la cultura democrática para incidir en el resultado electoral. Así ha ocurrido, por ejemplo, en los totalitarismos del siglo XX europeo y en las dictaduras latinoamericanas.
Hoy, frente al plebiscito, con el subterfugio del voto informado, hemos visto que el gobierno se involucra y estaría apoyando su posición con recursos de todos los chilenos. Frente a ello, y por analogía, sólo quedaría concluir que estaríamos frente a un abuso del poder que, en la historia, no solo debilita la democracia, sino que constituye el cimiento de posibles populismos y totalitarismos. Daniel Nieto Orriols
Acelerando la descarbonización
Chile ha dado importantes pasos en pro del desarrollo sostenible y una muy buen noticia en ese sentido fue el reciente anuncio de adelantar la meta de descarbonización, inicialmente fijada para 2040, al año 2030. Si bien la mesa público-privada que trabaja estas materias debe analizar los aspectos normativos y operativos que garanticen el abastecimiento responsable con nuevas fuentes de energía, es clave que en paralelo empecemos a diseñar nuestras ciudades con una mirada de eficiencia energética que asegure el buen uso de los recursos. Actualmente, la operación y construcción de edificios representan casi el 40% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía a nivel mundial, una cifra que refuerza la importancia de renovar el sector y dar paso a proyectos con baja huella de carbono a partir de nuevas tecnologías.
No debemos esperar nuevas construcciones, con pequeñas innovaciones podemos automatizar y controlar mecanismos para el ahorro de energía, alcanzando reducciones de consumo de hasta 30%. Gestionar la iluminación de manera automática según hora del día y ubicación de escritorios, ocupar sensores que apaguen todo en ausencia de personas, configurar iluminación según momentos de la jornada, son todas cosas que pueden contribuir a la meta de consumo responsable y eficiente.
Operar sin centrales a carbón es crucial, pero no es la única medida. Pensar en edificaciones más sustentables es prioritario si se quiere cumplir con los desafíos planteados al 2030 y lograr las llamadas ciudades del futuro, incluso antes de lo planificado.
Pablo Psijas
Fake news y desinformación
Nunca en la historia de la humanidad el individuo ha estado más conectado con su entorno como en los últimos 20 años. Esta evolución tecnológica la marca la masificación de la internet y como derivado, las conocidas redes sociales. Es indudable que la mayoría de las personas usa estos canales de información para obtener datos respecto de diversas situaciones y cosas, y con ellos tomar decisiones relacionadas por ejemplo con la crianza, compras, pareja, política, economía y participación ciudadana.
Respecto a este último punto, los expertos ponen la voz de alerta en este bombardeo de información que puede influir en las personas. Los sujetos toman la información que la experiencia o su sentido común les dice que es real, lo correcto o verdadero, generando el razonamiento que "información es igual a conocimiento y por tanto verdad".
Cambios sociales estructurales derivados de la política o el sufragio en un plebiscito, se pueden generar de información distorsionada, exagerada o simplemente irreal, pero que no es producto de una conspiración, sino que las personas son convencidas sencillamente de aquello que creen que es posible.
Los votantes ejercen su derecho por emociones o por afectos, alejados de la racionalidad. Las personas ya creen o ya están dispuestos a aceptar lo que las redes sociales van a reproducir, por tanto, la información que no posee sustento científico o sencillamente las noticias falsas, no son falsas en sí mismas, si no que las aceptamos porque coinciden con lo que la gente ya cree posible.
Podemos centrarnos en la intencionalidad o en lo doloso de las fake news, pero más complejo es que las personas están dispuestas a creer cualquier cosa como verdadera. Es relevante, por tanto, considerar esta cadena de eventos en la que la noticia falsa se convierte en una post verdad, es decir, la gente se queda con el primer enunciado, aunque resulte falso. Por ello, un individuo responsable, no se tiene que cerrar a un solo canal de información, y por sobre todo, siempre debe estar dispuesto a ampliar la visión respecto de un fenómeno, es decir, aceptar diversidad de informaciones y opinión porque siempre implicará crecimiento. Lo mejor es tomar decisiones bien informados y no procedente de emociones disfuncionales como el miedo o la alegría extrema.
Luis Pino, director de Carrera de Psicología de U. de Las Américas
Diputado y marihuana
Al leer las palabras del diputado Jaime Sáez (distrito 26) no me queda claro en qué estado mental se encontraba, quizás con uno, dos o tres pitos en el cuerpo de cannabis natural, prensada o adulterada. No sé, y de lo que haga con su vida y salud, no me interesa. Lo que sí me interesa a mí, y creo a muchos ciudadanos, es tener autoridades probas. Con sus palabras y señalar que él "no compra, sino se la regalan" es tratarnos de poco inteligentes, por lo demás el diputado en cuestión también postuló al cargo de gobernador regional de Los Lagos.
Me imagino si hubiese salido electo gobernador, y su política contra el flagelo que afecta a nuestra región y país, que es la drogadicción y asociada a esto la delincuencia, por lo menos es uno más que legisla, pero manejar los destinos de nuestra región es otra cosa.
Lamentable tener este tipo de autoridades. Ojalá se trate y no se tome a la ligera las drogas (lícitas e ilícitas), que son una enfermedad y afectan a nivel familiar y social
Feliciano Díaz Lemus