Agencias

Ucrania quiere expulsar a los rusos de su territorio antes del invierno con la ayuda de más armas occidentales, para evitar que las tropas enemigas tengan la oportunidad de atrincherarse y fortalecer su defensa, mientras que Rusia avisó que amplió sus objetivos territoriales de su "campaña militar" más allá del Donbás.

"Después de (la llegada del) invierno (diciembre en el hemisferio norte), los rusos tendrán más tiempo para atrincherarse y será más difícil. Nos están arrastrando a eso, pero es muy importante no darles esa oportunidad", dijo Andriy Yermak, jefe de la oficina del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.

Yermak admitió que expulsar a los rusos de toda Ucrania "es un trabajo complicado. Tenemos delante a un enemigo que nos supera en armas y militares. Tenemos que ganar, pero conservando a la vez el mayor número de vidas posible".

Más armas para ucrania

Simultáneamente, EE.UU. planea entregar más cohetes de precisión HIMARS a Ucrania, que ya están cambiando el curso de la guerra, según Kiev.

Según el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, Washington dará a Kiev cuatro sistemas HIMARS más, llegando a 16 unidades entregadas.

Con la ayuda militar de EEUU, las fuerzas de Kiev ya han destruido en casi un mes más de 30 puestos de mando y depósitos de munición rusos.

A la vez, el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Réznikov, aseguró que su país necesita al menos 50 sistemas como HIMARS y los británicos M270 para contener al enemigo, dado que nuestro frente es de casi 2.500 kilómetros", apuntó y agregó que para una contraofensiva eficaz, se requieren mínimo "100 sistemas como esos".

Kiev también espera recibir de sus socios occidentales misiles tácticos del tipo ATACMS con un alcance de 300 km.

Ucrania informó que sus fuerzas han logrado recuperar más de mil poblaciones que habían caído en manos de Rusia, pero necesitan hacerse con el control de al menos otras 2.600.

Rusia amplía objetivos

A pocos días de cumplirse los cinco meses de la "operación especial militar", Rusia anunció que sus objetivos cambiaron y van ahora más allá del control sobre el Donbás.

"Cuando se llevaron a cabo las negociaciones (entre Rusia y Ucrania) en Estambul, teníamos una geografía y nuestras disposición a aceptar la propuesta ucraniana se basaba en esa geografía, la de fines de marzo de 2022. Pero ahora la geografía es otra", declaró ayer el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.

El canciller dijo a la agencia oficial RIA Nóvosti que "ya no se trata solo de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, sino de la región de Jersón, Zaporiyia y otra serie de territorios, y ese proceso continúa, y además, de modo consecuente y persistente".

A la vez, el ministro ruso afirmó que en las condiciones actuales, las negociaciones con Ucrania "no tienen sentido". "No tengo ninguna duda de que los ucranianos no podrán negociar hasta que los estadounidenses decidan que ya han hecho suficiente", opinó.

El gobierno de Ucrania afirmó que las palabras de Lavrov demuestran que Moscú "quiere sangre y no conversaciones", y el asesor de la Presidencia Mykhailo Podolyak calificó los planes de Rusia como "artimaña propagandística" para un público fácil de impresionar, y aseguró que el destino de las tropas rusas será dictado por los misiles HIMARS y la artillería de largo alcance que espera recibir Kiev.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció ayer una serie de acciones ejecutivas para hacer frente al "inminente peligro" de la crisis climática y prometió seguir trabajando para aprobar medidas frente a la inacción del Congreso.

"Ya que el Congreso no está actuando como debería, yo lo haré. Yo lo haré", repitió con insistencia en un discurso desde las inmediaciones de una antigua planta de carbón reconvertida, que pronto servirá para fabricar cables subacuáticos que lleven electricidad desde los campos eólicos marinos a las ciudades de Massachusetts.

El emplazamiento, en la localidad de Somerset, era un símbolo de la estrategia del Gobierno para impulsar la transición energética que Biden se esfuerza en señalar como un asunto tan económico como existencial ante los ataques republicanos por la elevada inflación.

"Cuando pienso en el cambio climático, pienso en empleos", dijo el mandatario demócrata al defender las oportunidades que podría llevar la transición energética.

Biden anunció que su Gobierno dedicará 2.300 millones de dólares a combatir el calor extremo y otros efectos nocivos de la crisis climática, como huracanes y otros desastres naturales más frecuentes y devastadores.

La medida es parte de una serie de acciones ejecutivas frente a la crisis climática que Biden se ha visto obligado a tomar después de que el díscolo senador demócrata Joe Manchin se negara la pasada semana a aprobar un ambicioso paquete legislativo que incluye miles de millones de dólares en inversiones verdes.

Los fondos se destinarán a "ayudar a las comunidades a aumentar su resiliencia ante un amplio conjunto de efectos climáticos negativos, incluidas las olas de calor, que son particularmente destacables", dijo un funcionario de alto nivel de la administración durante una llamada con periodistas para explicar las medidas.

Además de los fondos, que serán tramitados a través de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, la Casa Blanca ampliará el programa de asistencia energética para hogares de rentas bajas, que antes solo servía para calefacción en invierno.

Las autoridades habilitarán también una nueva zona para construir parques eólicos marinos en el Golfo de México, que se unirá a las costas ya habilitadas del noreste del país.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, aseguró ayer que Gazprom "siempre ha cumplido, cumple y pretende cumplir todas sus obligaciones", entre ellas mantener el suministro de gas ruso a Europa.

Sin embargo, el líder ruso advirtió que el gasoducto Nord Stream podría tener que reducir todavía más sus suministros a Europa cuando tenga que enviar a reparar otra turbina al extranjero: "El hecho es que a finales de julio, el día 26 (...), otra turbina debe recibir trabajos de reparación", señaló Putin en vísperas de la fecha señalada para la reanudación del envío de gas por el ducto.

Debido esta incertidumbre, la Comisión Europea (CE) propuso ayer que todos los países de la Unión Europea reduzcan voluntariamente 15% su consumo de gas entre el 1 de agosto y el 31 de marzo de 2023 para prepararse ante un posible corte del suministro ruso y que, en caso de emergencia, el recorte sea obligatorio.

"Rusia nos está chantajeando, usando la energía como arma. Por tanto, sea el corte parcial o total, Europa debe estar preparada", dijo la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, al presentar el plan de contingencia para un escenario sin gas.

Como medidas de ejemplo para el ahorro de energía por parte de a población, Bruselas aconsejó bajar la calefacción, así como secar la ropa al aire libre, apagar las luces que no sean necesarias, mejorar el aislamiento de las viviendas cuando sea posible o desconectar el wi-fi cuando no se use aunque destacó que los hogares seguirán teniendo su consumo protegido.

Tras 10 días sin funcionamiento por trabajos anuales de mantenimiento, el gasoducto Nord Stream debería hoy reanudar su flujo.