Aumenta el abandono de mascotas post pandemia en zonas rurales de la provincia
MALTRATO. Dirigentes y vecinos denuncian que personas que adoptaron o compraron un perro o gato durante el confinamiento, ahora lo botan en caminos y campos porque le estorba. Aseguran que los efectos son dramáticos y requieren medidas de control. Los animalistas apuntan a una clínica móvil para aumentar las esterilizaciones.
Durante el periodo más complicado de la pandemia del covid-19 vivido en 2020, muchas personas optaron por adoptar o comprar un perro o gato como compañía, incluso como una forma de obtener permisos para salir a la calle en plena cuarentena.
Dos años después, con el inicio de la nueva normalidad, se provocó el aumento del abandono de mascotas en zonas rurales de la provincia, debido a que muchos hogares no han podido asumir el costo de cuidar una mascota ni tienen quién los cuide durante las jornadas laborales ni de estudio. Una triste realidad que es denunciada por dirigentes, vecinos y animalistas, quienes aseguran que la situación es crítica en las localidades campesinas que deben enfrentar el sufrimiento de los animales, así como el daño que causan a la actividad productiva, al bienestar sanitario y a la fauna nativa.
El confinamiento que provocó la pandemia del covid-19 fomentó la tenencia de mascotas como una forma de enfrentar el estrés y la angustia de permanecer aislados físicamente de amigos y seres queridos, sumado al temor propio al propio virus. Una realidad que para muchos funcionó, pero una vez superada la etapa más complicada, el animal, sin tener culpa alguna, se transformó en un problema del que había que deshacerse de la forma más irresponsable y cruel posible.
Es una realidad que se refleja en distintos estudios y encuestas realizados, como el primer censo nacional de perros y gatos de Chile, efectuado conjuntamente por la Escuela de Medicina Veterinaria de la Pontificia Universidad Católica y la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere), cuyos resultados fueron dados a conocer hace unas semanas.
De acuerdo a la investigación a nivel nacional, existen 12.482.679 perros y gatos con dueños, alcanzando los 8.306.650 y 4.176.029 respectivamente.
Sin embargo, hay otros 4.049.277 animales que no tienen ninguna supervisión o tutor, lo que se traduce en que por cada 2,4 perros con dueño existe uno que no lo tiene; y en caso de los gatos, cada 7,1 gatos con tutor, hay uno callejero. Es decir, existen 3.461.104 perros y 588.173 gatos abandonados.
La muestra fue realizada entre octubre de 2021 y febrero de 2022, donde se evidenció que más del 84% de los perros viven en espacios urbanos, mientras que el 16% lo hacen en zonas rurales, con la salvedad que más del 80% de los canes que habitan los campos no tienen dueño, siendo muchos de ellos comunitarios, pero sin responsables que asuman eventuales daños o problemas que generen. En el caso de los gatos, más del 90% vive en las ciudades.
Las principales razones para tener animales como mascotas, primero, es para compañía, luego para seguridad y para la caza. La mayoría de las mascotas fueron adquiridas sin que hubiera un costo monetario (92%), mientras que el resto fue el resultado de una compra.
Zonas rurales
Magaly Contreras vive en sector rural por la Ruta U-400 al mar, donde diariamente abandonan perros que terminan siendo atropellados o viven en pésimas condiciones. "Da mucha pena ver animales que se nota eran la mascota de alguien y ahora están tirados a la orilla del camino, desorientados y sufriendo. La gente piensa que las familias que vivimos a orillas de la ruta debemos hacernos responsables de lo que a ellos les molesta. Es imposible, porque todos los días dejan a los perritos a su suerte. El daño que traen es importante, porque por hambre rompen la basura, se meten a los sitios a robar lo que pueden o terminan moribundos, atropellados o asesinados por otros canes más grandes", indicó la mujer.
La experiencia es similar a la relatada por Fabián Zapata, del sector Las Quemas Bajas, donde también deben abordar el abandono, principalmente de perros, los que se transforman en un verdadero problema para las familias del sector, porque causan daños de los que nadie se hace responsable.
"El problema lo generan los animales abandonados, pero no es su culpa, es de la gente que cree que tener un perro o gato es como un juguete: mientras les gusta los cuidan y después quieren que se queden quietos, pero como son seres vivos, entonces los botan sin ninguna compasión. De verdad, da pena ver perritas con sus camadas tiradas a morir o perros viejos y enfermos que también son abandonados. Imagínese un animalito que estuvo años en una casa y de un día para otro lo dejan solo. Quienes vivimos en los campos no podemos abordar este problema, porque es una espiral sin fin. Antes de la pandemia ya había abandono, es verdad, pero ahora se duplicó. El ser humano es muy cruel", señaló afectado el adulto mayor.
Mirta González, presidenta de la Unión Comunal Rural, explicó que el drama del abandono de perros y gatos es histórico en las zonas rurales, pero la pandemia agudizó la frecuencia con que son dejados en caminos y campo.
"La gente, durante la pandemia, creyó que era una buena idea tener mascotas, pero resulta que cuando tuvieron que volver a trabajar y estudiar presencialmente, el pobre animal pasó a ser una molestia para muchos y qué mejor que 'dejarlo en el campo'. Ese pensamiento, si lo analizamos, provoca que en un mes fácilmente sean tirados un perro al día y estoy siendo discreta,