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La otra ola
Esta pandemia no sólo fue difícil para los enfermos de coronavirus y sus familias, sino que ha sido un desafío para todo el sistema de salud y el país. Según el Ministerio de Salud, en 2021 ya son 2 millones de chilenos quienes esperan ser atendidos por especialistas en el sistema público de salud, lo que dificulta aún más el acceso a diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado para un sinfín de patologías.
Una de ellas es la insuficiencia cardiaca, estado de extrema delicadeza en el cual el corazón no es capaz de bombear la sangre oxigenada para que el organismo funcione adecuadamente. El corazón crece, se vuelve ineficiente y aparecen algunos síntomas por la retención de líquido, como: la falta de aire, la fatiga y la hinchazón de pies. Sin tratamiento, la enfermedad progresa y termina por causar múltiples consultas en los servicios de urgencias, hospitalizaciones e incluso la muerte.
La magnitud del problema es el desafío, pues en Chile estimamos que existen alrededor de 300.000 personas con insuficiencia cardíaca. Cada año unas 35.000 personas sufren una descompensación tan grave que requieren de internación para resolverlo. Al cabo de 5 años, sólo la mitad sobrevivirá.
No está de más mencionar que con un diagnóstico tardío se pierden oportunidades invaluables e irrecuperables. Afortunadamente la ciencia avanza y cada vez tenemos más y mejores terapias para esta patología, las que han demostrado con datos duros disminuir los síntomas, mejorar la calidad de vida del paciente y su familia, evitar hospitalizaciones e, incluso, prolongar la vida.
La tarea es titánica y todos tenemos un rol en la prevención y tratamiento de la insuficiencia cardíaca. Fomentar los hábitos y estilo de vida saludables, adherir a los controles preventivos de salud, ayudar a los diabéticos a comer mejor, a los hipertensos a evitar la sal, el sedentario que salga a caminar y a quien le falte el aire o presente hinchazón de pies que consulte pronto a su médico.
Javier Alegría Ansaldo, médico internista y cardiólogo
Mujeres r que inspiren
Esta última semana hemos visto manifestaciones potentes de mujeres de diversos ámbitos en el marco de la conmemoración del 8 de marzo. El hilo conductor de estas declaraciones es aún el deseo de "equiparar la cancha" en muchos aspectos, destacando entre ellos el que las mujeres tengamos acceso a altos puesto de dirección en el mundo público y privado. Y en ese sentido, si bien hemos ido ganando terreno poco a poco, es una gran noticia la designación de 14 ministras que el 11 de marzo asumieron en el gabinete de este gobierno. Por primera vez en la historia de Chile habrá mayoría femenina en estos cargos de poder.
Algo que no debería sorprendernos, pues viendo las últimas cifras entregadas por el informe "Brechas de Género en Educación Superior 2021" del Servicio de Información de Educación Superior (SIES), más del 50% de las matrículas en educación superior son de mujeres. Lamentablemente, estas buenas cifras para el acortamiento de brechas de género todavía no se reflejan en las áreas STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemática.
¿Por qué las estudiantes no optan por carreras científicas o tecnológicas? La respuesta puede ser por una tendencia cultural, estereotípica, ya que el rol de la mujer frecuentemente es ligado a las labores de cuidado, como son justamente las que desempeñan las áreas salud, social y de la educación. También existen prejuicios respecto de ciertas habilidades, que estarían más desarrolladas según género. Pero ya en pleno siglo XXI y como ingeniera civil mecánica, puedo dar fe que las mujeres somos igual de competentes de estudiar y ejercer carreras históricamente masculinizadas y la minería ha sido un ejemplo señero en generar los espacios necesarios para que esto se materialice.
Estamos seguros que la llegada de un gabinete con alta presencia femenina será una inspiración para las mujeres en nuestro país.
María Loreto Ferrari, rectora del Instituto Profesional AIEP
Post natal masculino
Recientemente tuvimos la oportunidad de reunirnos en La Moneda con 20 mujeres representantes del Premio 100 Mujeres Líderes en el marco del Día Internacional de la Mujer. Durante el encuentro, junto a representantes de Mujeres Empresarias, diario El Mercurio y el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, se debatió sobre las acciones relacionadas con seguir impulsando la equidad de género y el liderazgo femenino en el país.
Dentro de las inquietudes, se planteó la necesidad de que hombres en Chile se involucren en el cuidado de los niños utilizando el post natal parental. Ya que, pese a que existe una ley que incentiva a que los hombres tomen un rol activo en esta fase, la realidad muestra que esta alternativa es subutilizada, y que continúan siendo las mujeres las que se hacen cargo de los primeros meses de vida de un hijo: en 2019, sólo el 0,2% de los padres hizo uso de este derecho.
Según datos entregados por la Superintendencia de Seguridad Social, desde 2011 a agosto de 2021, sólo 2.165 hombres trabajadores que fueron padres usaron el beneficio de un total de 950.987 permisos de postnatal parental. En una década ellos representan solo el 0,23% del total de subsidios otorgados. Esto nos ubica en un lugar bastante atrasado en este tema, sobre todo cuando la tendencia en los países desarrollados va aún más allá y lo entienden como un beneficio tremendamente valorado. Por parte de las empresas esa intención se muestra al ir más allá, no se habla sólo de diversidad e inclusión, sin que han agregado un nuevo concepto, la motivación que involucra a los hombres activamente en el escenario de la discusión de cómo aportar en la corresponsabilidad familiar tan necesaria para el desarrollo de la mujer.
¿Cuál es el nudo estructural que impide que este beneficio sea tomado por los hombres? Creemos que uno de los problemas radica en la normativa actual, donde es la madre quien transfiere al padre un tiempo de su posnatal para estar con el recién nacido, lo que se ha transformado en una opción incierta o derechamente imposible.
Y es este el desafío de las empresas y organizaciones de ir más allá de lo que la ley estipula. Generar políticas internas de corresponsabilidad, que vayan en la línea de reconocer y redistribuir la crianza y las labores de cuidado para mover las barreras culturales que siguen persistiendo por 10 años del inicio de este beneficio.Francisca Valdés y Carolina Eterovic, directoras de Mujeres Empresarias