Balance de un nuevo 8 de marzo
Mucho esfuerzo se centró en visibilizar situaciones como la violencia intrafamiliar, logrando -en 1994- que se le tipificara como delito. La celebración oficial en Chile data de 1975, pero el primer paso oficial hacia hablar de igualdad de oportunidades y de mirada de género llegó en 1991.
Este martes se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y se llevaron a cabo en todo el país múltiples actividades para que la fecha marque hito: premios, revisiones históricas, manifestaciones y otros ya frecuentes en cada 8 de marzo.
La celebración mundial tiene más de un siglo de historia y en Chile fue reconocida oficialmente en 1975, desde el primer año en que la ONU la institucionalizó. En 1976 fue abierta la Secretaría de la Mujer; pero desde el regreso a la democracia, en 1990, el Estado comenzó a generar espacios para dedicarse a este tema través de la promoción de políticas públicas vinculadas a él: la creación del Servicio Nacional de la Mujer, en enero de 1991 y la instauración del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género en 2016; el cual ahora (2022) integrará el Comité Político; el círculo más cercano a las decisiones presidenciales.
La línea de tiempo ha avanzado lentamente; pero es justo reconocer que ese paso inicial dado hace 30 años con el Sernam no solamente fue una formalidad estatal, sino que sentó las bases para la apertura de conversaciones sobre demandas ampliamente postergadas; para instalar un andamiaje que construiría nuevas estructuras sociales de igualdad de oportunidades entre todas las personas. De hecho el primer lema en esa tarea fue "Hagamos un nuevo trato", que apuntaba a reconocer la existencia de inequidades y la búsqueda de alternativas para enfrentarlas. Además, mucho esfuerzo se centró en visibilizar situaciones como la violencia intrafamiliar, logrando -en 1994- que se le tipificara como delito. Es decir, como un hecho público e ilegal; un avance para una época en que se hablaba de "agresiones domésticas" y se llamaba "crimen pasional" a lo que hoy denominamos femicidio.
También se comenzó entonces sembrar en el vocabulario y conciencia colectiva el concepto de género y la difusión pública de ideas como compartir tareas, revisar estereotipos de la enseñanza tradicional y comprender que los roles asociados a los hombres y las mujeres son acuerdos sociales que se pueden cambiar. Que nada es obligatorio por el simple hecho de nacer con un determinado sexo biológico.